Mire, amigo, no venga
con esas cosas de las cuestiones;
yo no le entiendo mucho,
discúlpeme, soy medio bagual;
pero eso sí le digo:
no me interesan las elecciones;
los que no tienen plata
van de alpargatas;
todo sigue igual.
Las proximidades de elecciones ponen ansiosos a los políticos del Fraude Amplio.
A los detentadores individuales de los cargos, a los que dan la lucha interpartidaria en la “interna” para desplazar a otros y subirse ellos y, a los grupos políticos bajos los cuales todos ellos se refugian.
En resumen “Nuestra Nomenklatura” del privilegio. Muy por encima de la “canasta familiar”, la que condenan a otros a contemplar pero no alcanzar (a pesar de que son cifras de los propios órganos del estado).
Como los hechos políticos van pautando, vamos del centro-izquierda, hacia varios grados más a la derecha. Lo manifiesta bien claramente la candidatura del Sr. Tabaré Vázquez, en la cual “la derecha” frentista nos ganó “la cuereada” a todos.
Que todos los grandes líderes de los diferentes partidos integrantes no sacaran las cuentas que iban a aceptar como candidato a un hombre (que si asumía) tendría 75 años, se les pasó a todas las “grandes mentes” de nuestros timoneles.
Nadie reflexionó sobre el hecho, nadie señaló sus posibles implicancias, ninguno se atrevió a reflexionar sobre el hecho ante los electores a través del megáfono de la prensa o la televisión.
Se impuso en cambio, la muletilla de que era “un candidato ganador” y con él, estaban todos “salvados” y mantenían los cargos.
Lo cual –a contraluz- nos dice mucho de esos líderes, dirigentes, caudillos y caudillejos.
La gerontocracia –como los bueyes- sabe que la regla es no andar a las cornadas entre ellos.
Por lo tanto, con Tabaré Vázquez, se ataron dos moscas de la cola: la candidatura del candidato rozando la senectud y, la necesaria renovación generacional de los elencos, que afectaba a la mayoría de ellos.
Un país de viejos tiene que ser gobernado por ancianos. Faltaba más!!!
A cambio de esa falta de previsión ahora –es la última de las “novedades” políticas- surgen como hongos después de la lluvia, las propuestas de tomar la iniciativa a través del tema programa.
La gran prensa burguesa se hace eco de la “novedad” porque entre los elencos políticos burgueses, el tema de los “programas”, como el de los “compromisos” saben bien que es pura letra muerta, que se estampa en los papeles para no cumplirla nunca.
Y las bases electorales frentistas deberían también saberlo, porque si algo no se cumplió en los dos mandatos presidenciales fueron, a cabalidad, justamente, la mayor y sustancial parte de esos acuerdos programáticos.
De allí que copiando a los brasileros –algunos- justo los “programáticos” de ahora, anduvieran con sus monsergas “del gobierno en disputa”.
El gobierno no estuvo nunca “en disputa”.
El gobierno se ejercía, los asesores más cercanos al Presidente eran los encargados de burlar lo que ciertas voluntades no querían ejecutar de los programas y de levantar los sucedáneos correspondientes a efectos de dejar la impresión de que se “cumplía” el programa y lo que no podía cumplirse de dejaba para mejor oportunidad, un segundo gobierno y hasta quizás –como ahora- hasta un tercero, si éste llega.
La izquierda –parece mentira!!!- tiene amplia experiencia de los “programas máximos” y de los “programas mínimos” que tanto se debatieron en los congresos internacionales socialistas.
Enfrentando entonces al “a la joven” Rosa Luxemburgo, Lenin y otros, con el ala “de los viejos” zorros desde Kautsky hasta August Bebel pasando por Eduard Bernstein.
Algunos que deben su nacimiento justamente a aquellas viejas polémicas, deberían ser más avisados y alertas en los temas de las engañifas, los falsos compromisos y los pretextos.
Particularmente los que se reproducen –chabacanamente- en el “paisito” por políticos de “cuarta” todos ellos enteramente consustanciados con el “progresismo”.
Los realizó no hace tanto –apenas una administración anterior- el Sr. Tabaré Vázquez y su equipo más cercano e inmediato.
Lo volvió a repetir –siguiendo sus pasos- la candidatura del Sr. Mujica, que escaló a costa de esa aspiración del electorado de cambios, que frustró.
Y como Mujica trae de la mano al Sr. Tabaré Vázquez, sabemos muy bien cómo ha de andar el tema de cumplir los “compromisos programáticos”.
La renuncia en estos días de cierto economista (Notaro) NdeR: el economista Jorge Notaro renunció a la Comisión Nacional de Programa (CNP) por discrepancias con las posiciones del Ministerio de Economía y Finanzas MEF) a la parte de las “comisiones internas” que tratan los diferentes aspectos del “programa” eventual y futuro lo demuestra. Que sepamos su renuncia pasó inadvertida, para las bases frenteamplistas. No así para la oposición burguesa que lo festejó.
Nos da también –indudablemente- un atisbo de la engañapichanga.
En las comisiones, los diferentes grupos y sus representantes, tratan de frenar todo lo que sus grupos respectivamente no aceptan, luego de desgastadoras sesiones, se logra despojar “al programa” de sus aspectos más urticantes o, en la formulación se deslizan las frases y giros correspondientes, para que después el elenco presidencial pueda burlar y forzar el resto. Colaboraciones al estilo “carrera de postas”.
De esa manera -como con las candidaturas presidenciales- volvemos a mantener la ficción de “unidad”.
Tiramos la pelota hacia adelante y queda listo el escenario, para que algunos salgan con la parafernalia de “la lealtad” y “levanten esa bandera, que desde lejos se pueda ver”.
Pero hay algo más: el electorado no puede controlar lo que se resuelve, no puede oponerse al mismo, no puede insistir en ciertos temas que debemos considerar básicos.
Es decir es totalmente impotente ante la voluntad de los futuros “representantes”.
Esta maniatado de pies y manos por la estructura organizativa del frente, que imposibilita toda discusión franca y el establecimiento de elementos mínimos sentidos por las grandes mayorías.
Enumeremos brevemente alguno de esos temas:
1) El tema de los Derechos Humanos, el juicio y castigo a los culpables y las diferentes formas de reparación a sus víctimas.
2) El tema de “la deuda externa”
3) El tema de la productividad agraria, la extranjerización de la tierra, la defensa del medio ambiente y los “cultivos primarios” de exportación, así como el tema de la megaminería a cielo abierto.
4) El tema de la “política exterior” del país y el envío de tropas nacionales al extranjero, para participar en misiones “de paz” que no son tales.
5) El tema de la pobreza generalizada y la falta de fuentes de trabajo para vastos sectores sociales.
6) El tema de la educación.
En todos estos temas fundamentales, el grueso de la ciudadanía se diferencia de los programas de los partidos burgueses, y contempla los desacuerdos internos dentro de las fracciones que componen el frente.
Esas mismas fracciones no se animan a enfrentar al electorado, defendiendo sus posturas retrógradas y algunos casos reaccionarias y conservadoras.
Prefieren utilizar la “institucionalidad organizativa” donde tienen todo bien controlado y muy bien “atado”.
Allí tienen la facilidad de moverse sin dar la cara, manteniendo todo en el secreto de las cuatro paredes, y acusando a los que se atrevan a discrepar públicamente, de “violar la disciplina interna” y ventilar cuestiones que pertenecen (creen ellos) a la “interna partidaria”.
Hasta ahora todos esos sectores han conseguido “maniatar” la interna, frenar –con diferentes argumentos (a veces con amenazas a todos los legisladores)- la solución de todos estos problemas que por diferentes motivos consideran no deben tocarse.
Son todos ellos motivos de desencanto y frustración para el electorado frentista.
Es por eso que avanza la convicción –cada vez más extendida- que este “nudo gordiano” solo puede cortarse con la abstención electoral (Nulo, en Blanco o Anulado).
La introducción del tema “de la discusión programática” corre el riesgo de sembrar entre el electoradofalsas ilusiones.
El problema del Frente Amplio devenido en un Fraude Amplio es más complejo y más serio que el mero tema del “programa”.
Implica, internamente.
También, el tema de la soberbia de los representantes con respecto a la base electoral.
Su incapacidad para convocarla y motivarla que sus causantes no se animan a debatir. Lo señalan, lo comprueban y lo dan –meramente- como un hecho de la realidad, negándose a debatir sus causas, sus responsables y los perniciosos efectos que tiene sobre la democracia recientemente conquistada.
Un frente aburguesado, integrado, neutralizado no le sirve a la ciudadanía. Desalienta la movilización popular, su fortalecimiento y su avance organizativo.
Y el frente ha devenido un aparato extraño, especializado en reproducir solo el “continuismo” de un grupo social que no representa sino el mero 30% del propio electorado.
Nos obliga a todos a replantear su origen, los soportes y fundamentos que fueron constantemente socavados por los aliados “progresistas”.
Se impone, necesariamente, una “refundación”.
El electorado nada tiene que ver con la aspiración de los “representantes” -sean estos pocos o todos- de mantenerse en su sitial.
Toda esa vasta “nomenklatura” criolla no se eleva más allá de unos miles de privilegiados.
Sin los votos de cientos de miles, no pueden mantener sus posiciones políticas de privilegio y sus fabulosos sueldos y prebendas.
Después –como en todo detalle de cuentas- vienen los ajustes.
El tema de los porcentajes por cuáles se ganó en las últimas elecciones y cuánto se perdió -en las parciales- que vinieron después.
Pero ese –para nosotros- es un tema menor, que no nos afecta.
La gestión en las dos últimas administraciones ha sido mínima con respecto a los problemas que el país tiene.
No los ha resuelto correctamente, ampliando su base social y reduciendo la de los partidos burgueses.
Y todo este fresco, que es mucho más amplio que el problema “programático” debe ser el que los electores deben tener en consideración.
Para que algunos no sigan repitiendo “canto de sirenas”, y las diferentes mitologías que están en el basamento.
c.e.r.
– postaporteñ@