Los niños de Gaza
Fue el martes 16 de julio de 2014 en la playa de Gaza, metros al
norte del pequeño puerto de pescadores de esa ciudad sitiada.
La imagen, muestra a tres de los cuatro niños que fueron muertos
por el misil lanzado desde una lancha israelí a 300 metros de la orilla…
Testigos relatan que ese segundo misil parecía correr a los chicos
que huían del muelle donde había caído un primer disparo.
Las imágenes del hecho son crueles, los periodistas filmaron
la muerte de niños con los que un rato antes jugaban al fútbol.
Fotos y vídeos que enfocan los pequeños cuerpos despedazados
y la dramática carrera para asistir a los que aún sobrevivían.
Cada vez que vuelvo a verlos, pienso en aquel que divulgó Wikileaks
en 2012 sobre el homicidio de un periodista de Reuters en Irak.
Hace siete años, un 12 de julio, el piloto y el artillero del Apache,
se divertían comentando como terminaban de matar a ocho personas.
Me pregunto si el artillero y el capitán de la patrulla naval que
ejecutó a los niños en la playa de Gaza bromearon del mismo modo…
Cuando murieron los niños, temí que lo peor estuviera aún por ocurrir;
no me equivoqué: cada día la atrocidad es mayor y el asombro menor.
Desde Tel Aviv argumentaron que los niños estaban siendo
utilizados como escudos humanos por el grupo islámico Hamás.
Hamás es una organización religiosa nacionalista palestina que
dice tener el “mandato divino” (yihad) de combatir al Estado de Israel.
Hamás participó de las elecciones palestinas y logró los votos para ganar
la mayoría de escaños a la Autoridad Nacional de Gaza y Cisjordania.
Los “terroristas” serían, en realidad, el “aparato armado” del Hamás:
los brigadistas de Ezzeldin Al-Qassam, quienes lanzan misiles a Israel.
Pero, ¿cómo identificar a un supuesto fanático religioso dispuesto
a cometer actos “terroristas” sin importarle perder la propia vida?
Las imágenes de la prensa muestran a los chicos jugando pelota y
luego del primer disparo, se los ve corriendo antes de ser alcanzados.
No pudieron ser confundidos con adultos, no llevaban cámaras
que se parecieran a un lanza granadas como se justificó en Irak.
Nadie me ha podido explicar qué amenaza o qué objetivo militar
eran los niños Bakr: Ahed (10), Zkaria (10), Mohamed (11) e Ismael (9).
Por lo único que pudieron encontrarlos “culpables” era por usar
los colores de la bandera Palestina sus camisas… ¿Fue por eso?.
Palestina es el nombre con que el Imperio Romano identificó, hace
dos mil años, al territorio ente el Mar Mediterráneo y el Río Jordán.
En la región hallaron rastros humanoides de 40 mil años de antigüedad
y datos de civilizaciones humanas desde 4.000 años antes de Cristo.
Hace cuatro milenios, ocupaban la zona pueblos de lenguas semíticas,
que dieron origen al lenguaje de los fenicios, los cananeos y los hebreos.
Los fenicios derivaron en los Pelesets (Filisteos), que fueron comerciantes
y los hebreos fueron campesinos a los que esclavizaron los Egipcios.
El territorio fue dominado por asirios y persas, reinado por David y Salomón,
conquistado por Alejandro el Magno, el imperio romano y los califatos.
Le siguieron las Cruzadas, el imperio Otomano, la administración británica
y en 1947, tras la segunda guerra, fue dividido en dos partes por la ONU.
Los árabes no aceptaron el reparto y desde entonces hay un conflicto
en el cual el Estado de Israel ha ido ocupando y anexando territorio.
En 1964 surgió la Organización para la Liberación de Palestina (OLP)
que liderada por Yasir Arafat llegó a los Acuerdos de Oslo en 1993.
Se reconoció entonces al Estado de Israel y autoridades locales en
la franja de Gaza y Cisjordania, base de un futuro Estado Palestino.
En la última semana se han visto horribles imágenes y vídeos sobre
las acciones militares del gobierno de Israel en la franja de Gaza.
Lo que la administración Benjamín Netanyahu denomina “Operación
Margen Protector” es calificada como “genocidio” sobre los Palestinos.
Las familias de Gaza se resguardan y rezan porque sus edificios no
sean alcanzados por un misil, el cañonazo de un tanque o una bomba.
Cuando las explosiones cesan, los palestinos buscan sobrevivientes y,
armados con celulares, también registran el drama del “daño colateral”.
Un joven que busca familiares junto a socorristas de chalecos reflectores
se transforma en el blanco de un francotirador… tres disparos lo matan.
Un balazo lo derriba sobre los escombros de un edificio, dice que no
puede pararse; el segundo, lo inmoviliza; y el tercero da en su cráneo.
La violencia de las imágenes que se muestran en las redes sociales
es tan grande como la sed por verlas de quienes las viralizan en Internet.
Algunas imágenes muestran niñas judías dedicando misiles al enemigo,
pero son fotos viejas, de los ataques del 2011 al Hezbollah en Líbano.
Al borde de la frontera, ciudadanos israelíes ocupan posiciones altas,
con sillas y refrescos, para ver y alentar el espectáculo de la masacre.
Los medios de comunicación también están jugando en este “conflicto”
como rotulan al bombardeo e invasión territorial sobre la Franja de Gaza.
Es triste ver a colegas periodistas leer las noticias direccionalizadas
por las agencias occidentales para darle impunidad a los agresores.
Tristísimo es ver a un actor interpretar a un periodista y pasar sonriente
los “avisos” noticiosos como quien anuncia un estreno de cine en la TV.
Los informes y noticias están dejando de ser redactados por periodistas,
y los escriben productores de televisión que prefieren a artistas o modelos.
Éstos, son capaces de mantener la sonrisa o fruncir el ceño con igual rictus
cuando informan muertes en Honduras, Irán, Venezuela, Ucrania o Gaza.
El impacto de la sangre y de la guerra da rating y el rating publicidad;
no importa la verdad si puede arruinar una buena imagen de televisión.
La embajada de Israel en Montevideo hace su bombardeo propagandístico:
tuve que pedirle a la señora Neri Weiber que no me enviara más correos…
Las fotos que se difunden evidencian una matanza diaria con bombardeos
terrestres y aéreos sobre la población civil en edificios de la zona urbana.
Los misiles caen con impunidad sobre hospitales y escuelas de Gaza
y las víctimas son viejos, jóvenes, mujeres, niños o funcionarios de la ONU.
Israel dice que su objetivo son los túneles por los cuales se movilizan
subterráneamente los “terroristas” para lanzarle sus cohetes de mano.
Los ciudadanos de la franja de Gaza están sitiados y, aunque huyan,
no pueden salir del territorio por ninguno de los siete pasos de frontera.
No les dan salida por los cinco puestos de control que conducen a Israel
y cerraron el par a Egipto, que quiere evitar un campo de refugiados.
Los reportes de organizaciones internacionales utilizan las matemáticas:
cuentan 35 israelíes y un millar de palestinos muertos al 25 de julio.
La Oficina de Asuntos Humanitarios de ONU lamentó que ya no exista
un espacio seguro para los civiles en Gaza donde confirman 6.000 heridos.
Israel anota tres civiles en ataques y 32 militares caídos en combate,
mientras que en Gaza la cifra mortal incluye a dos centenares de niños.
Desde Israel se ha escuchado a un rabino y a una bella parlamentaria
que coinciden en que debe exterminarse a las madres y los hijos de Gaza.
Sus palabras espantan tanto como la cantidad de niños y adolescentes
palestinos que mueren a diario: dos varones por cada niña, censaron.
¿Por qué es tan alta la cantidad de niños que mueren en cada bombardeo
y parece que los misiles los buscaran como “objetivo militar”?… ¿Lo son?
Palestina es, después de un grupo de países africanos, la población con
mayor índice de natalidad: 30,65 alumbramientos cada mil habitantes.
También es uno de los pueblos de mayor fecundidad mundial: cada madre
tiene un promedio de cuatro hijos, duplicando el índice de “remplazo”.
En el año 2008 The Guardian informó que Palestina había de los mayores
crecimientos demográfico del mundo: entre 1995 y 2008 creció un 106%.
En 1990, la población palestina en Gaza y Cisjordania era de 1,9 millones,
en 1998 eran 2,89 millones y para 2009 habían llegado a los 3,9 millones.
Los datos de la Oficina Central de Estadísticas de Palestina indican que
en 2009 Gaza tenía una densidad de población de 4.073 habitantes por km2.
La información censal agrega que entonces, más del 40% de los palestinos
eran menores de 15 años y sólo un 3% eran mayores de 65 años de edad.
La población palestina en 2013 había crecido a los 4.440.000 habitantes:
2.676.740 en Cisjordania y 1.763.387 en los 360 km2 de la Franja de Gaza.
La reproducción de la población árabe duplica el índice del Estado de Israel,
cuyos hijos salen a la diáspora pero cada vez son menos los que retornan.
En 20 años, la población árabe en Israel será del 30% y “una nación con una
minoría del 30% en sus habitantes, no es una sociedad unitaria, es binacional”
Quizás ya no importe quién llegó primero a esas tierras sagradas,
y tampoco sirva admitir ahora quién tiró la primera piedra o bala…
Tampoco si la muerte de los tres jóvenes judíos secuestrados fue,
como dicen, un incidente “civil” que se utilizó como excusa militar.
Israel aún duplica a la población palestina de Gaza y Cisjordania
y tiene un poderío militar y económico que no permite compararlos.
Intentar derrotar al Hamás o sus brigadistas con bombas en áreas urbanas,
es como tirar Napalm en el barrio Marconi para terminar con la pasta base.
No parece posible conseguir la convivencia con tantos años de choque:
los palestinos de hoy han vivido bajo fuego y los israelíes confrontando odios.
Surgen los nacionalismos, la descalificación y la absoluta intolerancia religiosa:
unos son judíos-sionistas-nazis y otros fundamentalistas-islámicos-terroristas.
Los gobernantes del Estado de Israel proyectan la sobrevivencia posible
ante una presencia palestina que día a día crece en cantidad y en rencor.
Cada razón coyuntural de conflicto que Israel ha utilizado en este milenio
para atacar Gaza o Cisjordania, parece promover el éxodo o el exterminio.
El pueblo de Israel ha sufrido ambas con su diáspora y en el holocausto,
no es con la sangre de niños árabes que su gobierno redimirá la historia.
Roger Rodríguez
(26 de julio de 2014)