A propósito de las elecciones de los directores sociales del BPS

¿NECESITAMOS REPRESENTANTES DE LOS EXPLOTADOS EN LOS ORGANISMOS DEL ESTADO?

 

Desde la década del ’30 y sobre todo en el correr de la década del ’40 del siglo XX, el sindicalismo, tan resistido y combatido desde sus inicios por el estado y las patronales; terminara de ser aceptado plenamente como un actor más dentro de la institucionalidad capitalista. Los cambios estructurales en la clase trabajadora y el repunte del movimiento sindical desde principios de los ’40, un nuevo empuje a la industrialización luego de la gran depresión de la década del ’30, una nueva modalidad socio-político integradora, enmarcado en lo que se denominó “estado de bienestar”, y finalmente el declive de las corrientes sindicales autónomas y anti-estatistas; determinaron que la mayoría del sindicalismo perdiera los rasgos anti sistémicos que lo caracterizaron desde su fundación y se integrara al sistema.
En esta coyuntura las corrientes sindicales vinculadas a los “partidos obreros” (PC y PS) lograron hegemonizar el movimiento sindical y promover una nueva mirada sobre el estado. La visión clásica del estado como instrumento del enemigo de clase se empezó a diluir y en su lugar se fue consolidando la idea de que el estado era un terreno en disputa con la burguesía. Se inaugura así una etapa que nosotros denominamos “sindicalismo institucional” y que se mantiene hasta nuestros días.
– Es bajo estas coordenadas materiales y políticas, bajo esta nueva visión del estado y del vínculo de los Sindicatos con la institucionalidad, que empiezan a madurar las ideas de que los trabajadores deberían intervenir en los organismos estatales, para controlar al sistema político, para interiorizarse en la gestión de la cosa pública y para desde allí empujar políticas favorables a las mayorías explotadas y oprimidas.

El sindicalismo autónomo de la época, dinamizado por las corrientes antisistémicas, aún siendo minoritario se opuso decididamente a estos planteos. Finalmente fue en la década del ’60 que, la fracción más conservadora de las clases dominantes que impulsaron la llamada “reforma naranja”, incluyeron dentro del proyecto de reforma constitucional la inclusión de 3 “directores sociales” en el directorio del BPS (representantes de los empresarios, jubilados y trabajadores).

En medio de una situación del país, de perspectivas marcadamente autoritarias, se incluyo esta innovación en la reforma, como una concesión demagógica a los trabajadores y también como cortina de humo para hacer pasar más fácilmente un proyecto regresivo. Habría que esperar casi 30 años para que esta norma constitucional se hiciera efectiva, pero ese mojón fue un paso más en el proceso de institucionalización de los sindicatos.

– En la década del ’90 y en medio de una profundización neoliberal en la región (Lacalle, Menem, Collor de Mello, Fujimori, etc.) se eligieron por primera vez los directores sociales en el Banco. En su momento llamamos la atención sobre la oportunidad de la aplicación de esta norma.
¿Por qué el gobierno conservador de Lacalle, que planteaba privatizar las empresas públicas y dejar de convocar a los Consejos de Salarios, tomaba esta decisión en apariencia “favorable” a las mayorías explotadas del país?

Tampoco existió, en los años posteriores a la caída de la dictadura, la más mínima presión del PIT-CNT para efectivizar esa norma aprobada casi 30 años antes que justificara esa decisión del gobierno.
¿Por qué entonces esta decisión del ejecutivo de la época? Era evidente que la elección de los directores sociales del BPS, buscaba atemperar las críticas del movimiento sindical hacia el brutal ataque a la seguridad social que se estaba preparando. Al igual que en los ’60 esto era claramente una cortina de humo para hacer pasar una medida regresiva, pero el oficialismo sindical lo festejó como una gran conquista. En los años siguientes se vio con total claridad que además de estar siempre en minoría en relación al gobierno y la patronal (5 a 2) a la hora de impulsar medidas favorables a nuestra clase, la presencia de representantes de trabajadores y jubilados en el directorio del banco, TAMPOCO PUDO IMPEDIR EL RETROCESO MÁS IMPORTANTE QUE SUFRIÓ EL SISTEMA DE SEGURIDAD SOCIAL EN EL SIGLO XX: LA IMPLANTACIÓN DEL SISTEMA DE ASEGURADORAS PRIVADAS , LAS AF APS.

Este sistema que significó la expropiación por parte de capitalistas privados, de buena parte del ahorro previsional de los trabajadores; se aprobó con el nuevo directorio donde estaba el actual ministro de trabajo Murro en representación del PIT-CNT (en esa elección no votaron los trabajadores y jubilados, sino que hubo designación de las gremiales). En buen romance los Sindicatos aceptaron intervenir en el principal organismo político del enemigo (el estado), en estricta minoría, sin votos para impulsar nada favorable y sin poder impedir la entrega de la seguridad social a las AFAPS, además de otros ataques a los jubilados.
– Naturalmente que las “ventajas” de la presencia de representantes de los explotados (activos y pasivos) en el BPS y en otros organismos del estado donde después también se habilitó la presencia de representantes de los trabajadores (INEFOP, FONASA), ha sido fundamentada extensamente por las corrientes sindicales (algunas de ellas ubicadas en el clasismo) que comparten esta concepción. Examinemos un poco esos argumentos.

-Se dice que la participación de trabajadores en la dirección de los organismos del estado prepara a la clase para “LA GESTIÓN” de la cosa pública, de cara de una futura coyuntura en la que los trabajadores, eventualmente, deban conducir la sociedad como indican los principios fundacionales de la CNT, y que al menos en los papeles sigue vigente. Este argumento pierde de vista que la mayor parte de “la gestión” (el funcionamiento cotidiano) lo realizan los trabajadores DESDE SIEMPRE y nadie más que los trabajadores tienen la capacidad para hacerlo. La parte minoritaria de “la gestión” que los trabajadores hoy no hacen (las decisiones políticas) no requieren un aprendizaje especial, sino que los trabajadores se convenzan (esto es lo más difícil) que están plenamente capacitados para tomar las decisiones.
-Se argumenta que la presencia de trabajadores en el directorio permite que toda “LA INFORMACIÓN” de lo que pasa en el banco se democratice, es decir, que llegue a toda la clase. Este argumento no tiene sustento material. El boletín NOTICIAS BUENAS Y DE LAS OTRAS que es puesto por el oficialismo como uno de los grandes logros de la representación de los trabajadores, perfectamente lo podría hacer ATSS, el sindicato del banco, ya que toda esa información está al alcance de quienes trabajan en ese organismo.

-Se argumenta finalmente que estar en el directorio permite impulsar “LAS PROPUESTAS” de los trabajadores. Argumento pueril y absolutamente formal, ya que la vida (no la teoría) demostró que estamos allí de floreros, que es imposible ni impulsar nada favorable ni frenar nada regresivo desde esa posición puramente testimonial. Ya está más que claro que las propuestas de los trabajadores, que existen y son patrimonio del conjunto del movimiento obrero desde hace décadas, solo pueden ser conquistadas por la lucha decidida de los trabajadores CONTRA el estado y no desde su seno.

– Para nuestra corriente, comprometida en la defensa innegociable de la independencia de clase respecto al estado, ningún proyecto de emancipación es posible si no rompemos de una vez por todas esta trenza Sindical-Estatal que nos tiene subyugados desde hace más de medio siglo. No es posible avanzar hacia la sociedad sin explotación si no superamos este sindicalismo burocrático y conciliador, pero sobre todo ADHERIDO AL ESTADO, DEPENDIENTE DEL ESTADO Y FUNCIONAL AL ESTADO, y además desde el 2005 subordinado al social-liberalismo en el gobierno. La participación de trabajadores en el BPS y otros organismos del régimen político vigente, refuerza la concepción “neutral” del estado, la concepción del estado como un “terreno en disputa” con la burguesía, concepción puramente ideologista y a-histórica. Esa presencia legitima de hecho todas las pol& iacute;ticas contra los trabajadores, generando en un sector de la clase expectativas en los “buenos oficios” de nuestros representantes; y provocando en otro sector, confusión, desaliento y resignación cuando no se logran conquistas reales. Contribuye, en fin, a desestimular la acción independiente de los explotados y oprimidos por su programa, y a mellar la confianza en nuestras propias fuerzas para avanzar.

NO VOTAMOS A NADIE PARA INTEGRAR EL DIRECTORIO DEL BPS. –

PROPONEMOS UN PLAN DE LUCHA PARA IMPONER UNA REFORMA HECHA POR LOS TRABAJADORES Y LOS JUBILADOS, QUE INCLUYA LA ELIMINACIÓN DE LAS AFAPS.

– HACIA LA AUTOGESTIÓN OBRERA Y POPULAR DE LA SEGURIDAD SOCIAL.

Febrero 2016 TCC

TCC

 

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