
Travesía por la historia de los humanos, señalando las claves interpretativas de dicha marcha
Por Iñaki Urdanibia
Está fuera de toda duda que el término homo sapiens (sapiens) es un acto de orgullo hasta la soberbia de los humanos al bautizarse de tal modo a ellos mismos, denotando el carácter de sabio, hábil, poseyendo el saber y la instrucción, como si réplicas de los dioses se tratara; demostrando la historia que dicha capacidad no es la que ha guiado realmente el quehacer de los humanos a pesar de los esfuerzos clasificatorios de Linneo por distinguir entre homo sapiens y homo monstruosus ( en cuyo seno, sea dicho al pasar, situaba a los africanos como seres vagos, astutos, etc… y de los que, por cierto, provenimos todos), que al final han devenido en homo oeconomicus, y más en estos tiempos de neoliberalismo salvaje en que los humanos se han convertido en homo sapiens demens ; resuena frente a esta pretendida razón omnipresente y todo poderosa aquella afirmación de Pascal que hay razones del corazón que la razón no alcanza.
Pues bien, Manuel Nb en su « Homo sapiens credulus» desvela el escore pleno de vanidad de la denominación, para lo que añade el siguiente calificativo (credulus), ya que ciertamente los humanos somos capaces de conocer, al tiempo que está inclinado a creer en historias realmente increíbles. Con este punto de partida, podría decirse que si Aristóteles afirmaba que los hombres por naturaleza quieren saber, podría enmendarse la afirmación del Estagirita diciendo que lo que realmente desean, y practican, los hombres es creer en historias que siempre está a la espera de que se le cuenten. No cabe duda de que los humanos son los únicos seres que pueden ser calificados como narrans, y si siguiéramos a Wittgenstein podríamos añadir que si, por ejemplo, los leones hablasen no les entenderíamos; y es que al fin y a la postre los relatos constituyen cierto modo de cemento social que puede tender a mantener unida a la sociedad. Obviamente , los relatos también pueden servir y sirven para vender la moto, lo que traducido a un lenguaje social y político se traduciría en su capacidad de engañar al personal y hacerle creer en cosas que en definitiva benefician a quienes detentan el poder.
Si el señalado es uno de las patas de lo que se nos presenta en el libro, la otra consistiría en , por decilo de manera coloquial, el que más puede capador. En el lenguaje de Manuel Nb, se trataría de los matones-guerreros que con el uso de la fuerza accedieron, y en cierta medida siguen accediendo, a la cúspide de las esferas del poder, tanto económico como político. En el momento que esto sucedió en la historia, una capa de la sociedad comenzó a beneficiarse de los bienes obtenidos por otros, para consagrar esta Cultura del Abuso, se recurrió a la creación de una casta sacerdotal que de hecho eran los dedicados a difundir el bello relato que elaboraban quienes detentaban las claves de la dominación.
Varios recursos son desvelados por el autor de cara a mostrar los dispositivos a través de los que se imponían tales relaciones y tales creencias, consideradas como la verdad pura amén: por una parte, está el uso de la violencia o la amenaza de su uso, para extender el engaño , y por otra, el temor que se va imbuyendo en los individuos a pasar a ser considerados como no normales, lo que supone un freno eficaz a cualquier forma de resistencia y desobediencia.
Con los presupuestos nombrados, el autor pasa revista a la historia y va señalando la confirmación de tales mecanismos, y las diferentes fachadas que ha tomado en las diferentes épocas. Las diferentes formas de latrocinio, llamados impuestos que favorecen en unos a pesar de que se presenten como beneficiando a las masas , a la vez que otras formas de diferenciación entre el arriba y el abajo, y entre hombres y mujeres, siendo las segundas discriminadas al verse reducidas sus actividades y capacidades, en beneficio de los valores de fuerza y dominio.
Desde los iniciales pasos hacia el dominio de la tierra que sucedió a las sociedades cazadoras, se comenzaron a dar contrastes entre los individuos, y se fue viendo que la lucha paga, como mostraron ciertas rebeliones y ciertas revoluciones, lo que no quita para que el conformismo sea lo dominante ante la eficacia de los nuevos relatos, de legitimación de las diferencias, aunque no sean presentados de tal modo para colar como es debido la mercancía.
Los tiempos pasan y los relatos y las amenazas se adecuan a los nuevos tiempos en los que los que el poder del dinero ( papel/virtual), con las tendencias claramente especulativas, independiente del patrón-oro y basado en jugar con dinero de los demás o con valores inexistentes, y las amenazas por parte de los propietarios de los medios de producción ( a la vez de comunicación) de deslocalizar sus dineros o sus empresas a otros lugares más cómodos para sus intereses, lejos de las reclamaciones de derechos, etc. Amenazas que funcionan para extender entre los trabajadores y los ciudadanos en general el temor a que se pierdan puestos de trabajo y la riqueza del país, lo que cala igualmente entre los gobernantes que de ese modo dan ventajas y hacen la vista gorda, cuando no facilitan los negocios, de quienes recurren a negocios sucios ( ¿ hay limpios?), a la especulación financiera, a los paraísos fiscales o a las empresas- pantalla. Instálanse así las reglas del poder, que marcan unas reglas del poder marcada por la doble vara de medir, en la que tras la pantalla de las libertades como las de expresión, únicamente funciona para una ínfima parte de los componentes de la sociedad, aquellos que tienen los medios suficientes para poner en marcha medios de comunicación que sirvan de altavoces de las ideas y visiones que les convienen, que repetidas una y otra vez por las ondas, las pantallas y los papeles, hacen que sus posturas se conviertan de hecho en el karaoke dominante, en una puesta en práctica de aquella servidumbre voluntaria que denunciaba el amigo de Montaigne, Etienne de la Boétie, que hace que se extienda la idea de que siempre ha sido, y será, así Historias que a lo largo de los siglos se difunden hasta ser consideradas como verdades innegables, cuando de hecho no son más que las que convienen a los intereses de unos pocos. Es la historia de los vencedores la que se impone, conllevando la justificación y los elogios de los vencedores pasados, que han obtenido sus victorias por medio de la violencia y la imposición, alegando que eran otros tiempos en os que no se tenía la claridad, y los valores, que hoy se tienen . Repasa en este orden de cosas., el libro ciertos casos de Grecia, de las ideas discriminatorias de Aristóteles, entre otros; para cuyo embellecimiento se ha recurrido sin reparo a la criba de textos…visitando el mensaje de Jesús y diferenciando entre el Antiguo y el Nuevo Testamento.
Con tal visión se deconstruye a idea del Progreso, mereciendo un verdadero aplauso las explicaciones, haciendo sencillo lo complejo, acerca del dinero, esos papeles dibujados, que sirven pare el negocio de unos con el dinero de los demás: manipulaciones ejercidas por la banca, y las diferentes trampas empleadas para justificar la trampa mayor. Finalizando el recorrido con unas páginas sobre las pautas de conducta que penetran en los ciudadanos y en su comportamiento. De cara a hacer más comprensible la realidad de las cosas, de cómo funcionan, y no cómo nos las cuentan…que hace que, al final, se llegue a la realidad de que somos lo que leemos, lo que nos cuentan, se presentan cinco fábulas que hacen que , por medio de los ejemplos recogidos, se nos conduzca a la verdadera realidad que ocultan los relatos urdidos por los dueños del cotarro, con su utilización perversa del lenguaje, ya desvelada por Orwell .
Rescata los mecanismos que han funcionado, y funcionan, a lo largo de la historia…discursos que del mismo modo que los curas los pronunciaban en latín para que las gente no comprendiese y otorgarles de paso un aura de misterio inalcanzable para el común de los mortales, es traspasado al discurso abstruso de los economistas que ocultan bajo oscuros tecnicismos, de tonos gran señor, principios que intentan hacer que lo que ellos dicen solo es comprensible por los expertos, como si lo dicho fuese tan válido e inalterable como las leyes de la naturaleza, ocultando así los aspectos, determinantes, de la propiedad, de las diferencias, etc.
No resulta posible dar cuenta con detalle en un escrito de las características del presente, de todos los datos , situaciones, tiempos, siglos, que recorre el autor, que contra el dicho popular de que quien mucho abarca poco aprieta, abarca muchísimo, atreviéndose con todo: la historia de la humanidad en sus diferentes esferas y tiempos, y aprieta lo suficiente para ir exponiendo con sencillez, no con simplismos, los diferentes aspectos que visita: históricos, económicos e ideológicos, desvelando la realidad y los mecanismos que funcionan de cara a mantener el status quo.