
“Soledad en el camino
en la vibración de una nota
en el instante
en la brisa
Soledad en la memoria
en las intenciones
en los cuerpos sumisos
en el improbable momento de exaltación
Soledad en cada milímetro de la piel
en todas las palabras
en la multitud enjambrada”
La actual encrucijada por la que atraviesa la humanidad, se conforma de múltiples crisis en todos los planos de la existencia del ser humano y del planeta en el que habitamos.
El mundo , los mundos, están configurados como sistemas autónomos e interconectados a la vez. Cada uno tiene su propia dinámica, provocando comunes afectaciones y puntos de ruptura con el orden sistémico local y global. Cada paso que damos , cada movimiento de los cuerpos y de las máquinas , van dejando huella sobre el conjunto vivo que somos.
Es así que vamos erosionando territorios afectivos , de vida ,ámbitos sociales y culturales. Los actuales tiempos virales no son solo de virus que afectan nuestros cuerpos sino que también circulan virus virtuales y anti virus para combatirlos o prevenirlos. Todo debe ser viral: la publicidad, las consignas, las imágenes. Nos preguntamos ¿qué es lo que provoca la viralidad para ser un objetivo por muchos buscado?
Lo primero que nos viene en mente es que los virus cualquiera sea su procedencia pueden ser altamente contaminantes . Es posible que con una intensa circulación vayan contagiando todo, ambientes, cuerpos, mentes; provocando en muchos casos verdaderas mutaciones que luego se traducen en comportamientos , actitudes que nos cuesta entender a simple vista.
Hay una pregunta que nos atraviesa a muchos: ¿Porqué los obreros, los explotados hoy no se rebelan, porqué no es posible o no se produce hoy una revolución o revoluciones? Hurgando en la historia podemos encontrar algunas respuestas para entender el presente construido por los humanos que somos. Nos detendremos una vez más en Daniel Blanchard y en Cornelius Castoriadis , en un momento preciso para ambos , en donde fueron ganados por un estado de aburrimiento , de vacío al interior del grupo que integraron ; “Socialismo o Barbarie”.
Este hecho nos parece importante dado que se sitúa en los años 60 y marca el alejamiento de ambos de S o B. Castoriadis y Blanchard habían visto que el proceso de burocratización de la revolución rusa se había enquistado en los sindicatos e inclusive en las organizaciones de vanguardia revolucionaria , cooptando y anulando todos los impulsos de los trabajadores que pasarían a delegar en sus dirigencias los procesos de cambio.
Estábamos ahí ante el modelo de capitalismo moderno en donde ya no se le oponía al capital una fuerza antagónica por un cambio en las relaciones de producción sino , la perpetuación del mismo. El punto de fuga de los deseos de libertad pasaron a ser el ocio y el consumo. De ahí que las organizaciones políticas que se pretendían de vanguardia terminaban en un juego de simulacro en donde en realidad no se jugaba nada que trascendiera una conflictividad, rondando siempre en la repetición de lo mismo.
Este período marcó una ruptura de Castoriadis con el marxismo; a propósito nos dice Blanchard en el libro “La crisis de las palabras”: “Ya no hay leyes de la historia ni contradicciones objetivas esencialmente económicas que determinen la rutina ineluctable del capitalismo y el advenimiento no menos ineluctable del socialismo.”
El capitalismo había cambiado la raíz de las luchas de clase; se habían acortado los tiempos de trabajo, se obtuvieron mejoras salariales y de las condiciones de trabajo, lo cual, por un lado impidió la crisis de la superproducción de las mercancías y por otro lado ,a partir de allí surge una nueva clase social intermedia, la burocracia. Bien visto por los que constituían la vanguardia en aquellos tiempos, cuestionaron una forma de militancia que percibían como un juego , un simulacro, en donde se produce un desvanecimiento de las expectativas revolucionarias de los obreros de base .
A partir de este momento histórico, tiramos una línea de tiempo hasta llegar al tiempo actual , a fin de observar y pensar cuántas de estas repeticiones y tensiones de las luchas, no han ido debilitando la participación dentro de las organizaciones sociales y cuánto del enquistamiento de las burocracias en el sistema, por medio de un sindicalismo conciliante y acrítico y por fin cuánto de responsabilidad le incumbe a los gobiernos progresistas en la perpetuación de la dominación de clase y la perpetuación del sistema capitalista.
Si en los años 60 las vanguardias presentían que el ocio y el consumo atrapaban a las masas, ¿qué podemos decir hoy? Nuestro tiempo es absolutamente delirante, el grado de alienación masiva abarca diferentes extractos de la sociedad alcanzando por igual a los activistas de izquierda y anti sistema. Tenemos varias líneas a investigar, algunas de ellas son: la relación con el tiempo, el sentido de las palabras, la fuga hacia el espectáculo, las redes sociales, las series, el turismo de masas, la gastronomía. Entonces, ¿donde está la gente hoy? La respuesta no resulta nada complicada, están atrapados en la inmensa telaraña que el capitalismo les presenta y adentro de la cual pueden experimentar la sensación de libertad.
La liberación de las tensiones que produce el trabajo vacían a las personas impidiendo toda creatividad y espontaneidad. Es entonces donde se produce el vaciamiento de los espacios reales , que van siendo sustituidos por los espacios virtuales, zoom por ejemplo, y por los múltiples eventos, casi para todos los gustos.
Crisis de humanidad, de los conceptos, de las palabras; era del vacío , del híper individualismo. Tiempos confusos en donde el poder hegemónico divide para reinar, es el tiempo de las categorías, que se da a llamar de todas las diversidades, de la autogestión, es decir de esa autonomía que el estado desea para cada individuo, pero no para su liberación sino para solo ocuparse en ser los administradores del gran capital.
En definitiva es la hora de todas las fracturas, de todos los nacionalismos, también los nombramos separatismos, fenómeno este casi viral. Estamos lejos de las composiciones afectivas, aunque por aquí o por allá podemos percibir nuevas configuraciones, suerte de islotes de individuos. Aquí debe importar más el nosotros que el yo y por tanto una y otra vez el yoismo asecha. A pesar de todo hay resonancias por las calles que llaman, al decir de Byung Chul Han , son enjambres, sin dirección, rápidamente como surgen desaparecen. Podremos hablar de ¿mutación o mutaciones ?, pensamos que estamos en ese proceso.
Desertar de las burocracias es prioridad pero habrá que tener cuidado en no entronizar al individualismo , muy por el contrario , tal vez lo impensado por venir debería incluir más que separar . El aroma de otros tiempos de furia y amores en la revuelta planean a veces , por nuestras calles y avenidas. La sociedad actual se encuentra sumida en los casilleros de las categorías, y estos se multiplican al infinito haciendo de las identidades y o afinidades verdaderas pantallas de obstrucción para posibilitar las potencialidades colectivas.
Pensamos que se confunde libre albedrío con libertad, esta es siempre una construcción colectiva. Podríamos citar aquí un tema bien actual como lo es el tema de género; para una inmensa mayoría el foco de conflictividad con la sociedad a resolver se encuentra allí. Y para muchos encontrar su verdadero cuerpo es el sumun de los logros; la pregunta que emerge es: ¿Qué hacemos con un cuerpo liberado dentro de un sistema capitalista? ¿Está realmente liberado cuando en la vida cotidiana se siguen los imperativos impuestos, cuando la economía planificada global hace de cada individuo su propio explotador?
El yo me realizo con el cuerpo que quiero, el yo me realizo con el proyecto que llevo adelante y que es mi trabajo, el yo de la carrera universitaria, o el del empleo público o el yo del teletrabajo , son todos un yo esclavo. Lo interesante sería que todas las singularidades puedan existir, cohabitar y componer entre sí. Las categorizaciones que Castoriadis nombró , las privatizaciones, que debemos entender por los individualismos, no llevaron y no llevan a ninguna liberación al conjunto de las comunidades. De igual modo ninguna revolución lleva a la liberación de un modo definitivo, esto tal vez porque nos debemos un corrimiento hacia una actitud crítica y creadora en movimiento constante.
Muy cierto resulta esto de que nada es para siempre. Presente que es, y sigue siendo homogeneizador, en un presente igual, sin estrías , repetitivo. El sistema hegemónico sabe esto y en sus campañas vemos palabras como “el cambio” o un “Uruguay en Movimiento ” por ejemplo.
Volvemos sobre la “Crisis de palabras” de Daniel Blanchard, libro que recomendamos su lectura, porque nos envía una luz en un presente, en donde el desafío está en oponernos a la tentativa de transformarnos en una maquina, borrando , despareciendo, al ser social .
Sandra Petrovich
(artista plástica y poeta)
Para Alternativas
setiembre 2020
* Daniel Blanchard Crisis de palabras 2007