“Andar silencioso en el bosque
alejando las preguntas sin respuestas
sintiendo lo que vibra de su propia potencia
Las enramadas desnudas de hojas invitan a una breve escritura
una revelación tal vez nacida de la escucha
Me sorprenden siempre las ranas con sus insistentes cantos polifónicos
No hay flores solo verdes y marrones
Guirlandas de arañas suspendidas a sus telares tejen el tiempo
Todo comunica entre sí
todo se toca o se acaricia
Yo la intrusa miro para no olvidar”
De toda la abundancia a las extremas necesidades, paradoja de un mundo en vías de extinción en donde solo van quedando girones de vida, minúsculos mundos en armonía, algunos individuos en proceso consciente de desapego, unos cuantos felices con su ego inflado y otros al margen de la existencia misma. En los orígenes, en la era del pre hombre, el medio natural era el medio seleccionador que luego daría paso a la humanidad. El hombre es producto del medio y a la vez su negación. El mundo es su espacio creado y que lo crea. Ahí en esa relación con el medio seleccionador natural y la adaptación o creación propia del ser es que el hombre se humaniza. Un día el hombre despertó frente a la necesidad extrema, tenía hambre, entonces se orientó con los suyos, se vio diferente frente al peligro y supo luchar por su sobrevivencia.
Hoy vivimos en la desorientación y el peligro es intrínseco, está adentro de nuestra propia especie además de tener que hacer frente a las contingencias provenientes del medio natural modificado por la propia intervención del humano. Se diría que hemos perdido la capacidad primitiva de detectar los peligros que amenazan nuestra sobrevivencia, podemos decir que dormimos inconscientes, bien lejos de nuestros instintos. La cultura humana actual asistida por la razón construyó una subjetividad de la infalibilidad del humano sobre todo cuanto lo rodea. Esta cultura lejos de asegurar la sobrevivencia se ha vuelta depredadora de su propia especie. El dominio casi absoluto a través del conocimiento, la manipulación de la tecnología, la supremacía de una casta privilegiada apoyada por sus ejércitos, han vuelto la sobrevivencia de nuestra especie el primer motivo de incertidumbre actual. ¿Cómo y cuándo los seres humanos recuperarán consciencia de separatividad para identificar el peligro y su procedencia? Algo muy importante es constatar cómo la orientación hace falta para que emerja una conducta del hacer frente al peligro y construir así una nueva cultura de lo humano que no esté basada en una lógica productivista.
Observamos no sin preocupación que lo que nos amenaza no es percibido como tal, muy por el contrario por ejemplo elegimos el aislamiento electrónico pensando que somos libres y que además tenemos muchos amigos. Esta es nuestra mayor dependencia y una de las causantes de nuestra desorientación, lo que nos impide luchar por nuestra supervivencia. La culpa no está en algún otro sino en cada uno de nosotros. Vanas son las contiendas en el terreno de lo hegemónico. Tal vez la anti hegemónica sea algo que se construye con una conducta dictada ya no por los enunciados sino por la concreción misma de la esencia de lo pronunciado. Nuestro tiempo reclama decrecimiento y desapego de la normatividad, acción de los cuerpos en manada que identifiquen el peligro. Los seres errantes, nómadas, se juntaran en ramilletes floridos de colores diversos. Tal vez ellos sean quienes orienten a los demás.
Hoy en la contingencia que vivimos, todos esperan la vacuna que haga posible el regreso a la vida antes de la pandemia, confiados en la sin razón de los expertos más interesados en seguir haciendo girar la máquina productiva que en la vida de millones de seres humanos. Mientras tanto vemos desvanecerse la vida en ríos secos, hambrunas y tristezas. También muchos piensan que como ya nos tienen vigilados y controlados, no importa y para qué nos saldríamos de las redes electrónicas. Es más, no hay prácticamente organizaciones sociales que no piensen una resistencia desde las propias redes sociales.
“Lo que sucede, entre otras cosas, es que no se trata de que les roben datos privados a los individuos, sino más bien que existe una verdadera mutación de nuestros modelos de existir, de ser en el mundo, un cambio que deja cada vez más de lado nuestros cuerpos y nos modifica nuestro ser cultural, psicológico, social, pero también biológico.” (Miguel Benasayag)
Todo absolutamente todo transita por los oscuros senderos del control y diciplinamiento .De este modo ya se ha realizado una trazabilidad de la improbabilidad de la resistencia por ejemplo en lo que concierne a la LUC para citar también un ejemplo cercano. La campaña por un referéndum contra la LUC , se despliega casi primordialmente a través de las redes sociales. Las consecuencias de la aplicación de esta ley ya la sufren los cuerpos , pero esos cuerpos no son conscientes del peligro, no lo pueden identificar por estar sujetos a una información que no hace a una realidad tangible.
” una parte de la resistencia es no saber lo que hacen estos irresponsables. Hoy como siempre, resistir es crear, es pensar todas las posibilidades de lo colectivo que escapen al control de la irracional previsibilidad del algoritmo”. (Miguel Benasayag)
Sandra Petrovich (artista visual y poeta) para Alternativas
enero 2021