Por /08/2021 |
|Desde el inició de la ofensiva talibán unas 400 mil personas han debido huir de sus casas, por temor a las detenciones y ejecuciones sumarias.
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La dimensión de la tragedia que los Estados Unidos, han construido durante sus veinte años de ocupación en Afganistán, por momentos es difícil de atribuirla a la imprevisión, la falta de compresión del espíritu nacional afgano, la casualidad, ramplonamente a la mala suerte, al destino manifiesto o que fue maktub (estaba escrito) y uno entonces se atreve a preguntarse, si no fue una pieza de ingeniería fenomenal, construida para arruinar a ese país y complicar a toda la región por el resto de los tiempos. Solo así podríamos encontrar una respuesta.
Mientras la ofensiva del Talibán, iniciada el pasado primero de mayo, se impone en todos los frentes, los 37 millones de afganos se preparan para someterse nuevamente a las arbitrariedades de, lo que hasta finales de 2001, se conoció como el Emirato Islámico de Afganistán, que bajo la agobiante ley coránica o sharia, del gobierno del mullah Omar, el Amir ul-Momenin o príncipe de los creyentes, donde todo lo que no estaba estrictamente permitido, estaba estrictamente prohibido, zambullendo a los afganos en el siglo VII.
Por lo que millones de afganos, están intentando escapar de los rigoristas, que ya han comenzado bombardear los aeropuertos para impedir el despegue de aviones, por lo que, cerrando las fronteras, volverán a convertir al país en una inmensa mezquita.
En este contexto la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Afganistán (UNAMA) ya ha documentado un sensible aumento en el número de víctimas civiles durante los primeros seis meses del año, superan los registros de los mismos periodos, desde 2001. Por lo que se cree que hasta fin de año el número de civiles que morirán o tendrán secuelas físicas, si no se detiene la guerra, no tendrá precedentes.
Se ha conocido que la principal causa de muertos y heridos civiles, se producen por el intenso uso de artefactos explosivos improvisados (IED, por sus siglas en inglés), casi monopolizado por los insurgentes. La mayoría de las bajas civiles se han producido en zonas rurales, ya que el mando Talibán, hasta hace un par de semanas, evitaba incursionar en los centros urbanos, justamente, para no incrementar esos números.
Habiendo alcanzado la guerra los niveles de violencias, casi desconocidos, es que los afganos están abandonándolo todo, para escapar de los combates, intentando cruzar a países vecinos o incorporarse a los diferentes campos de desplazados, donde se cree están mejor protegidos por las fuerzas de seguridad, que todavía responde al presiden Ashraf Ghani. Dada la situación, las oficinas que emiten documentación y pasaportes, están saturadas, en Kabul, en las que se registran colas de más de cuatrocientos metros, ignorando un gran cartel gubernamental, que aconseja: “No pongas en peligro tu vida y la de tu familia. La migración no es la solución”.
Desde el inició de la ofensiva se ha registrado que unas 400 mil personas, han debido huir de sus casas, por temor a las detenciones y ejecuciones sumarias de la que no son solo víctimas los miembros de las fuerzas de seguridad, el ejército y funcionarios públicos sino muchos ciudadanos de común, que no han dado fervientes pruebas de su devoción.
Tras el abandono norteamericano de Bagram, la principal base con la que contaban en el país, el número de afganos que cruzaron fronteras internacionales de manera ilegal se incrementó entre un 30 y un 40 según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
A mediados de julio el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiado, informó que: “Afganistán está al borde de otra crisis humanitaria”. Lo que se traduce, que cerca de 18 millones de personas, están necesitando ayuda humanitaria.
A la crítica situación que vive Afganistán por la guerra civil, hay que sumarles la pandemia por el Covid-19 y una sequía “jamás registradas”, que atenta directamente contra la producción agrícola: Por lo que ya son ciento de miles que han entrado en crisis alimentaria y que muchos de ellos, también, carecen de agua.
El largo adiós del pueblo afgano, no se ha iniciado en estos últimos meses, sino que se retrotrae a los años posteriores a la guerra antisoviética 1978-1992. Que se incrementó con la guerra civil que entronizaría al mullah Omar en 1996.
Los afganos representan actualmente uno de los mayores colectivos entre los refugiados y solicitantes de asilo en el mundo, los que superan los 6 millones de personas. Desbordado en las últimas décadas las fronteras de Pakistán e Irán, intentado llegar a Turquía, para luego saltar a Europa. De donde miles de ellos ya han sido expulsados. Sin conocerse el verdadero número que Turquía mantiene en su territorio, tras los jugosos acuerdos con la Unión Europea de marzo de 2016.
En esta realidad son los Estados Unidos, que agregan más desesperación a los miles de afganos, que después de colaboran con ellos durante años, Washington siguen dilatando el programa de visas especiales para aquello colaboradores y sus familias, que se encuentran ya en la mira de los muyahidines, conociéndose que no han sido pocos los que ya han sido asesinados. El número, aunque incierto, refiere a cerca de los 20 mil colaboradores, que sumados a sus familiares, más directos, representaría entre 250 y 330 mil.
En la ciudad de Zaranj, en la provincia de Nimruz, junto a la frontera con Irán, donde funciona una de las redes de migración ilegal más activas del país, desde hace años cada día salen camionetas cargadas de desplazados, rumbo a la frontera iraní. Hasta fines de marzo se calculaban unas 200 diarias, habiendo llegando a principios de julio a las 450. Según el Instituto Británico de Desarrollo de Ultramar, desde 2019 ese tráfico se ha incrementado en un 300 por ciento.
En Tayikistán, en la frontera noreste de Afganistán, que en julio recibiendo cerca de 1600 afganos, se conoció que existen planes para recibir hasta 100 mil refugiados. A pesar de que los talibanes tomaron zonas cercanas a esa frontera, donde también opera el grupo tayiko, Jamaat Ansarullah aliado el Daesh Khorasan, con base Afganistán. Por lo que el gobierno de Dusambé envió 20 mil efectivos a esa frontera, y el presidente Emomali Rahmon, ha solicitado asistencia militar a su homólogo ruso Vladimir Putin.
Mientras, otros países vecinos de Afganistán, no han mostrado la misma voluntad de Tayikistán y se están incrementado los planes para reforzar la seguridad fronteriza. Por temerosos de dos factores, que sus economías no pueden soportar el peso las oleadas de refugiados y que entra tantas personas puedan infiltrase terrorista.
Los registros comienzan a ser apabullantes se conoció que desde Lashkargah, capital de la sureña provincia de Helmand, que cuenta con una extensa frontera con Pakistán, casi 40 mil personas abandonaron la ciudad, solo en las últimas dos semanas.
La hora kabulí.
Hasta hace unas pocas semanas el Talibán, no tenía como objetivos a Kabul, blanco favorito de las operaciones del Daesh Khorasan y de la Red Haqqani, organización cuentapropista que alquila sus “servicios” a quien los necesitase. Aunque últimamente se han incorporado orgánicamente a los talibanes. Sin embargo, siguen con sus “changas” por fuera de la organización del mullah Haibatullah Akhundzada.
El ataque del pasado miércoles cuatro, contra la residencia del Ministro de Defensa Bismillah Khan Mohammadi, en pleno centro de la capital, deja en claro que Kabul, ya se encuentra entre las prioridades de los terroristas.
En el comunicado oficial, los insurgentes informaron que cuatro inghimasi o shahid (mártires) de su organización pertenecientes al “Batallón del Martirio”, con armas ligeras y pesadas, conduciendo un coche bomba, tras cinco horas de combates finalmente se inmolaron. A pesar de la virulencia de la operación en la que además de los cuatro inghimasi, murieron ocho funcionarios, veintidós resultaron heridos, el ministro consiguió escapar ileso.
El pasado 20 de julio, tres cohetes impactaron en cercanías del palacio presidencial, en el momento que se estaba realizando las oraciones del Eid al-Adha, (La celebración del Sacrificio), con la presencia del presidente Ghani, junto a un importante número de funcionarios y dirigentes políticos. Sin que se hayan registrado víctimas, ninguna organización se adjudicó el atentando, aunque fuentes cercanas al gobierno dejaron deslizar que podría haber sido el Talibán.
Kabul, en poco tiempo más comenzará a vivir lo que ya sucede en otras capitales provinciales cómo Herāt, Kandahar y Lashkargah, donde la guerra ya penetró a los centros de las ciudades, dejando una importante cantidad de muertos. En Lashkargah, la capital de Helmand, el miércoles cuatro, se produjo la muerte de cuarenta civiles, lo que sin duda adelanta la hora kabulí.
Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central. En Facebook: https://www.facebook.com/lineainternacionalGC.
Afganistán, el tiempo expectante
La situación afgana mantiene en vilo a las grandes potencias mundiales, ya que la retirada norteamericana, deja un extenso espacio geográfico y político para que los talibanes, decidan su ruta tras la victoria.
Lo que sin duda atraerá una profunda discusión al interior de la organización integrista: Reinstalar en toda su magnitud el otrora Emirato Islámico de Afganistán (EIA), nombre oficial del Taliban, el que fue destituido tras la invasión norteamericana de 2001, que llevará el país varios siglos atrás, instalando la sharia y negando a toda la sociedad, mujeres y hombres, a cualquier tipo de progreso. O tras estos veinte años de ocupación, encontrar un muy difícil punto de equilibrio entre el respeto a su interpretación del Corán, y el siglo XXI. Un desafío a los más tradicionalista. que sin duda cuentan mucho peso moral, dado que desde el principio de la invasión y cuando ya todos aseguraban el fin del Emirato, ellos han sido quienes han dirigido la resistencia que los ha puesto al borde de la victoria. Sin descontar que los tradicionalistas, además cuentas con mucho poder de fuego y no se conoce, hacia el interior del grupo, cuantos líderes jóvenes están decididos a persistir en la lucha armada para imponer la ley coránica.
Otro temo, que abarca a muchos, es la posibilidad de que una vez que los hombres del mullah Haibatullah Akhundzada, podrían comenzar a operar junto a los grupos integristas que operan en los países fronterizos casualmente todos en mayor o menor grado, enemigos de Washington: Tayikistán, Uzbekistán, Turkmenistán, ex repúblicas soviéticas hoy aliados al presiden Vladimir Putin, además de Irán, Pakistán y China.
En previsión de esa posibilidad, es que Rusia, Tayikistán y Uzbekistán llevarán a cabo entre el 5 y el 10 de agosto, maniobras militares conjuntas próxima a la frontera afgana
En el marco de esa incertidumbre, mientras llegan informes desde los distritos controlados por los insurgentes, que se están restablecieron las duras restricciones con las que gobernaron el país hasta 2001, imponiendo prohibiciones a las mujeres, incendiando escuelas y asesinando aquellos sospechosos de haber colaborado con los “infieles”.
En este marco de situación el presidente afgano, Ashraf Ghani, que no da señales de sentirse derrotado, huye hacia adelante. El sábado 24 resolvió imponer el toque de queda nocturno en la mayoría de las ciudades del país, para evitar las acciones del Talibán. Una medida, tardía y meramente burocrática, ahora que la insurgencia rigorista se encuentra en la última fase de sus operaciones, por reconquistar el poder. La medida según el Ministerio del Interior, será acompañada por un “amplio plan de seguridad” del que obviamente no se han dado detalles. Mientras que el Emirato Islámico de Afganistán (EIA), dio a conocer en las últimas horas que no habrá paz, hasta que haya un nuevo gobierno con el que negociar en Kabul y que presidente Ghani sea destituido. Mientras tanto se conoció que el anunciado alto el fuego por la fiesta de Eid al-Adha o (Celebración del Sacrifico) fue interrumpido, según el Ministerio del Interior, cuando fueron asesinados cien civiles en la ciudad de Spin Boldak, en la frontera con Pakistán, tomada por los insurgentes la semana pasada.
Bajo estas circunstancia es difícil imaginar que la guerra, pueda tener otro desenlace que el de la victoria de los Mullah, ya que desde la campaña lanzada el primero de mayo, se ha concretado en una marea incontenible de victorias. En algunos casos sin hacer un solo disparo, evitando las muertes de miles de efectivos de las fuerzas de seguridad afganas y la de civiles. Dadas esas deserciones masivas, se confirmó que ya son cerca de 2500 los hombres de las fuerzas de seguridad han escapado hacia Tayikistán.
Los Talibanes comenzaron a ver la posibilidad del éxito en 2014, cuando el presidente Barack Obama, anunció el comienzo de la retirada de sus efectivos, posiblemente aconsejado por analistas que ya entonces avizoraron este final, que ya con trece años en Afganistán, los Estados Unidos junto a sus aliados de la OTAN, se encontraban estancados en todos los frentes. La desesperante situación de las fuerzas occidentales, provocada por la resistencia de los rigoristas, permitió al Taliban, permear en la voluntad del pueblo afgano, ayudados por los innumerables abusos a los que los afganos fueron sometidos por las huestes occidentales.
Nadie de buena fe, pueda entender otra cosa, que no sean los Estados Unidos el gran responsable de la actual situación y que, con el fin de disimular una derrota, tan monumental como la de Vietnam, ha escapado entre gallos y medianoche, sin reparar un momento en la suerte que tendrán los miles de afganos, que, por interés o convicción, les han servido lealmente. Hoy esos colaboracionistas, que podrían alcanzar el medio millón, esperan la piedad de los muyahidines, sabiendo que para muchos la suerte les está echada. Si los Estados Unidos, no pone en marcha, lo que hasta ahora es un muy perezoso plan de evacuación para sus antiguos empleados.
La desesperada medida de Ghani, regirá en 31 de las 34 provincias y se extenderá de 22 a 4 de la mañana; según el Ministerio del Interior el lapso en el que se produce la mayoría de las acciones de la insurgencia. Quedan exceptuadas de la decisión presidencial las provincias de Kabul, Panjshir al noreste y Nangarhar al este.
Desde principios de mayo, los integristas, no solo consolidaron la toma de más 400 distritos, sino que sitiaron la mayoría de las capitales provinciales, tomaron vastas zonas rurales, lo que ha provocado nuevas oleadas de desplazados internos, que, desde principios de año, suman cerca de 300 mil personas, además de haberle arrebatado a Kabul, los pasos fronterizos más importantes, con Irán, Turkmenistán, Tayikistán y Pakistán, lo que representaría el noventa por ciento de las fronteras, versión que Kabul niega enfáticamente.
Por otra parte, Kabul ha anunciado que, con las operaciones militares lanzadas el pasado viernes el ENA, reconquistó un importante distrito en la provincia occidental de Herāt, en la frontera con Irán, además de controlar las principales ciudades y rutas de país lo que se hace muy difícil de comprobar.
Una ruleta rusa.
La conocida expresión italiana, ha sido tomada al pie de la letra por los talibanes, que han amenazado de muerte a todos los afganos que han trabajado para los invasores, en su mayoría en rol de traductores, de los que ya se han registrado varias ejecuciones.
En vista de la situación se conoció, que finalmente el pasado jueves 22, el parlamento norteamericano votó a favor de un proyecto de “Visa Especial de Inmigrante”, lo que habilitaría a aumentar el número de admisiones asignadas a ciudadanos afganos que colaboraron con las tropas norteamericanas y con organizaciones no gubernamentales con financiación estadounidense.
La primera evacuación se espera para la semana entrante lo que daría la posibilidad a unas 2500 personas, el número incluye empleados y familiares directos que han pasado la verificación de seguridad y aprobados por el Departamento de Estado, ya que las amenazas de los insurgentes no solo apuntaban a los colaboracionistas, sino también a sus familias. El grupo será trasladado en avión a hasta Fort Lee, una base del ejército estadounidense en Virginia, donde terminarán los tramites, además de ser sometidos a estudios médicos.
Mientras otras 4 mil, junto con sus familias, serán trasladado a un tercer país o una base militar estadounidense en el extranjero sin confirmar. Según se ha conocido los terceros países a los que serán enviados los evacuados son Qatar, que ya tiene pautados recibir a dos mil 2000 y muy posiblemente Kuwait, aunque el Departamento de Estado, se encuentra negociando con otros países. Cerca de 20 mil afganos han solicitado el programa de visas especiales, de las que las autoridades norteamericanas, han rechazados más de la mitad.
Un problema casi insuperable para los posibles viajeros, es que el plan norteamericano para la evacuación de colaboradores afganos, obligaría a muchos de ellos a llegar por sus medios hasta Kabul, el único punto desde donde saldrá los vuelos norteamericanos. Nadie se responsabiliza de hacerlo llegar hasta allí desde el ingobernable interior afgano. En estos momentos las rutas están colapsadas por los retenes de Taliban y los valores de los vuelos internos de Afganistán son extremadamente costosos. Por lo que solo les queda llegar a la capital por tierra lo que se constituyen en una verdadera ruleta rusa, para quienes lo intente.
Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central. En Facebook: https://www.facebook.com/lineainternacionalGC.
Fuente: https://rebelion.org/
Mujeres bajo el yugo de talibanes.Un retroceso de 1.000años.