Revista de prensa ALTERNATIVAS / 24/01/2022

1) ☆Colombia_Francia Màrquez: “Soy porque somos” la filosofia Ubuntu

2) ☆Europa-Manifestación anti medidas sanitarias en Bruselas (video)

3) ☆Argentina:  Campaña Plurinacional en Defensa del Agua

4) ☆Bombardeados campamentos con niños en Etiopía–

 

 

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Argentina: Lanzan Campaña Plurinacional en Defensa del Agua

__Agua_Arg2022

 

Por Darío Aranda

21 de enero, 2022

Medio centenar de organizaciones sociales y ambientales impulsan una campaña para el cuidado y el acceso al agua como un derecho humano. Cuestionan las actividades que la contaminan y proponen la democratización de los bienes comunes.

El lago Colhue Huapi abarcaba 53.000 hectáreas en Sarmiento (Chubut). En los ’90 comenzó un proceso de bajante vinculado a la accionar de grandes estancias y petroleras. En la década del 2000 se secó por completo. A pocos kilómetros se ubica el lago Musters, que experimenta una bajante histórica y corre riesgo de seguir los pasos del Colhue Huapi. A 3000 kilómetros de allí, en Salta, las comunidades wichí exigen pozos de agua para no tener que beber de charcos contaminados, antesala de enfermedades y muertes. «Campaña Plurinacional en Defensa del Agua para la Vida», es el nombre de la iniciativa impulsada por decenas de organizaciones sociales y asambleas, que remarcan el derecho humano al agua, denuncian el extractivismo y proponen la democratización del acceso a los bienes comunes.

«El agua vale más que oro», nació en 2002 en Chubut, cuando comenzaba la lucha de Esquel contra la megaminería. La frase ya es bandera de lucha en Argentina y América Latina. En el otro extremo, desde los ideológico y también geográfico, en 2020 fue noticia que el agua comenzaba a cotizar en la bolsa de especulación de Nueva York.

«El agua es vida. Todos los seres vivos dependemos de ella. La falta de agua potable para tantas personas en este país es una deuda socio-ecológica que necesita ser saldada en lo inmediato», destaca el documento fundacional de la Campaña Plurinacional en Defensa del Agua para la Vida, un espacio donde participan más de cincuenta organizaciones, asambleas socioambientales, cátedras de soberanía alimentaria y colectivos diversos (desde artísticos hasta científicos).

La campaña tiene diversos ejes. Se comenzó por la difusión (vía redes sociales desde la dirección twitter.com/CampDefensaAgua ) y con una completa serie de conversatorios virtuales («Acceso a la tierra y al agua, claves para la reconfiguración demográfica», «Normativas en defensa del agua», «Agua para la deuda externa o para la vida», fueron algunos de los temas). «El agua es un bien común y un derecho. Queremos protegerla, cuidarla; evitar el uso indiscriminado, el desperdicio, la contaminación. Tenemos que avanzar hacia una conciencia colectiva de cuidado y acompañarla de una legislación que la defina como elemento vital a preservar para la continuidad de la vida», remarcan la Asamblea Jáchal No Se Toca, el Servicio de Paz y Justicia, las Madres de Ituzaingó Anexo, la ONG Conciencia Solidaria, la Multisectorial Paren de Fumigarnos (Santa Fe), el Espacio Intercuencas, la Coordinadora Basta es Basta por una Vida sin Agrotóxicos, la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria de Nutrición (UBA) y la Federación de Profesionales de la Salud (Fesprosa), entre otras organizaciones.

El viernes 7 de enero, comunidades mapuches junto con vecinos autoconvocados cortaron la ruta 7 (Autovía Norte) en la meseta de la capital neuquina en reclamo de agua. «En una zona que está siendo devastada por las petroleras y el fracking, que utilizan diariamente millones de litros de agua para sus explotaciones, le falta el agua a la gente para el consumo, para el riego y la vida general. Ya no hay excusas, por eso el hartazgo que hoy se manifiesta en este corte», explicó la Confederación Mapuche de Neuquén.

La defensa del agua unifica casi las luchas contra el extractivismo y sus consecuencias: megaminería, forestales, agronegocio, represas, petróleo, litio, humedales, energía nuclear, bajante de ríos, extractivismo urbano y megaciudades.

Mariano Sánchez Toranzo es uno de los voceros de la Campaña. Remarca que uno de los objetivos es profundizar la democracia. «Es imprescindible salir de la democracia delegativa, que no resuelve los problemas ni de los pueblos ni de los territorios. Es necesario pasar a una democracia más participativa. Apostamos a todo tipo de consulta e iniciativa popular, instrumento de democracia directa que hoy podríamos utilizar y desde los sectores de poder no desean que utilicemos», afirma Sánchez Toranzo.

Además de Esquel en 2003, hubo otras votaciones populares contra el extractivismo: en 1996, la población de Misiones le dijo no a la hidroeléctrica Corpus (entre Argentina y Paraguay). En 2012 la población de Loncopué (Neuquén) votó y el 82 por ciento rechazó un proyecto minero impulsado por el gobierno provincial y una empresa china. En 2014, otra vez Misiones, 120.000 personas se autoconvocaron a votar y el 96 por ciento dijo «no» a la represas de Garabí (entre Argentina y Brasil).

Hubo numerosos intentos de votaciones locales contra el extractivismo y por la autodetermianción. Quizá los dos más conocidos sean la localidad cordobesa de Malvinas Argentinas (contra la instalación de la empresa Monsanto) y Andalgalá (en defensa del agua y contra la megaminería). En ambos casos, gobiernos provinciales y nacional se opusieron al acto democrático.

La Campaña Plurinacional en Defensa del Agua trabaja en la construcción popular de un proyecto de ley de cuidado del agua, que prohíba las actividades que la contaminan y que contemple la gestión pública del agua. Buscan llegar con un respaldo de 500.000 firmas. «Entendemos que es un proceso de construcción de abajo hacia arriba, y que pueda tomar la impronta que tuvo y tiene el movimiento de mujeres, una marea verde que los políticos no puedan ignorar», grafica Sánchez Toranzo. Naciones Unidas (ONU) reconoció en julio de 2010 (en su Asamblea General) explícitamente “el derecho humano al agua”. Reafirmó que el agua potable es esencial para la realización de todos los derechos humanos.

​Audio: Entrevista a Mariano Sanchez Toranzo

https://ar.radiocut.fm/audiocut/nota-en-lacasainvita-por-am750-hoy-mariano-sanchez-toranzo/

https://linktr.ee/elaguaparalavida

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Presentaciòn de la Campaña: https://drive.google.com/file/d/19jlNzCmIN2WfJJOQQFO8sFtBjvjOlYpr/view

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recibimos difusiòn solidaria desde:
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___Defender el agua

 

Fuente:https://redlatinasinfronteras.wordpress.com/

 

 

 

Colombia_Francia Màrquez: “Soy porque somos”

Ilustración de Carolina Urueta

https://www.franciamarquezmina.com

Colombia:

“Soy porque somos”: La filosofía Ubuntu detrás de la apuesta política de Francia Márquez

Por Carolina Rodríguez Mayo(*)

Enero 21, 2022

“Soy un eslabón de la cadena y la cadena no se rompe aquí” ha dicho públicamente Francia Márquez, nueva candidata a la presidencia de Colombia por parte del Pacto Histórico, abriendo una puerta para comprender la filosofía Ubuntu que sostiene su visión política: un sistema de pensamiento forjado en la negritud, con una filosofía que otorga una mirada ética a la política y la manera de gobernar. Francia Elena Márquez Mina nació en Yolombó, Norte del Cauca, en 1982. Es abogada de la Universidad de Santiago de Cali, galardonada en el año 2015 con el Premio Nacional a la Defensa de los Derechos Humanos, y destacada en el año 2019 por la cadena de la  BBC en su lista de 100 mujeres , donde fue laureada por sus logros como medioambientalista. En el año 2014, junto a otras mujeres de su comunidad, Francia realizó la “marcha de los turbantes” desde La Toma (Suaréz, Cauca) hasta Bogotá con el fin de detener la minería ilegal que estaba perjudicando al río Ovejas y las actividades de minería ancestral de su municipio.

Francia Márquez lejos de buscar ser el centro de lo que sería su carrera política, afirmó el pasado 24 de julio en Santander de Quilichao, en el evento donde se oficializó su candidatura, que su rol como aspirante a la presidencia no se lo toma a título personal. Lo toma, por el contrario, a nombre de las poblaciones históricamente marginalizadas y fundamenta su declaración en ese soy porque somos, nombre que lleva su movimiento político, que pretende erradicar, entre varias cosas, las políticas de la muerte, el hambre y la mercantilización de los Derechos. Su candidatura se presenta dentro de la coalición política Pacto Histórico por Colombia, donde también se encuentran candidatos como Aída Bella, Armando Benedetti, Gustavo Petro, Roy Barreras, María José Pizarro, Iván Cepeda, Clara Lópéz, Martha Peralta y Alexander López. Antes de embarcarnos a conocer mejor los planes de Francia Márquez, es importante hablar sobre el Ubuntu.

Ubuntu es una palabra de origen sudafricano que traduce soy porque somos. Shola Richards explica en su conferencia Ubuntu: una palabra puede cambiar cómo trabajamos, vivimos y lideramos, que dicha palabra también se refiere “al poder de nuestra humanidad compartida basada en la amabilidad, la compasión y la interdependencia”. Esta definición nos permite esbozar lo que ha perseguido Francia Márquez desde su papel como veedora de Derechos Humanos y lideresa ambiental, que le mereció el premio Goldman para el medioambiente en el 2018. En una entrevista que le hizo Susana Esquivel para el  podcast Womansplaining, la candidata aseguró: “Yo creo que necesitamos una democracia real, esa no va a venir de arriba. Una política que ponga en el centro la vida, la dignidad, que luche por la paz”. Entonces la candidata nos invita a ver que lo primero que tenemos que cuidar es la vida, no solo humana, sino también de los territorios, la naturaleza y el patrimonio cultural de las comunidades étnicas y campesinas.

Ubuntu es el perfecto mecanismo para comprender que somos un solo organismo. Nos invita a entender nuestras interacciones más allá de la individualidad, desde relaciones de dependencia mutuas que deben ser equitativas. Francia Márquez afirmó en  el podcast Palabras Mayores  que las suyas “no son propuestas de izquierda ni de derecha, son propuestas de vida”. La lideresa social y ambiental ha hecho un énfasis en recuperar la relación con el territorio rural, entender la importancia de la soberanía alimentaria y la soberanía de los pueblos en la construcción de políticas públicas.

En su camino a la candidatura ha hablado de sus raíces negras y afro, usando su plataforma para amplificar las voces de las comunidades afrodescendientes. En su agenda reconoce la necesidad de ver a las personas jóvenes y su lucha en el marco del Paro Nacional. El pasado 14 de mayo en la ciudad de Cali, donde se llevó a cabo la comisión de Senado y Cámara, Francia Márquez pronunció: “que pena incomodarlos señores de bien, pero aquí hay un pueblo cansado que necesita ser escuchado, un pueblo que toda la vida ha vivido en la violencia. Esta ciudad siempre ha tenido muertos, pregúntese quiénes son los muertos. Aquí se ha hecho limpieza, pero una limpieza social de los negros del Oriente de Cali. Nos desplazan de nuestros territorios y cuando venimos a esta ciudad vienen a matar a nuestros hijos. Ese es el racismo estructural, esa es la corrupción”.

Si bien la candidata optó por la alianza del Pacto Histórico, ha dejado claro que sus propuestas y su integridad no están sometidas a lealtades por ningún partido. Al contrario, Francia Márquez ha dicho que mantendrá una postura crítica frente a la alianza. De hecho, en la entrevista que se llevó a cabo el jueves 22 de julio por la W radio , Francia declaró que, como feminista, busca el cambio en diversas esferas: “Efectivamente tenemos que transformarnos y la razón por la que yo llegué al Pacto Histórico es para irrumpir con esas formas patriarcales que nos atraviesan a todos, no solo a una colisión política, sino a la sociedad”.

Francia Márquez ha reiterado el soy porque somos mediante sus acciones. En diversas ocasiones la han cuestionado por no unirse a Ángela María Robledo, congresista feminista y candidata de la Coalición de la Esperanza, e incluso se rumoró que las diferencias políticas entre ambas mujeres eran un ejemplo de que el feminismo está invadido por el mismo tipo de problemas de siempre: difamación, antagonismo, socavación. Sin embargo, frente a esto la candidata comentó que las diferencias no son una razón para caer en enemistades patriarcales. En su entrevista con Womansplaining dijo: “hemos sido capaces de encontrarnos en la convección feminista para mandale un mensaje a este país: entre los hombres no han sido capaces de juntarse. Las mujeres sí somos capaces de hacer eso y mucho más. La lucha integral es por la vida y la vida en su máxima expresión y en todos los sentidos. Desde ahí nos paramos”.

Soy porque somos también tiene en cuenta la memoria e incluye a las personas que no están, a las personas que han sido arrebatadas por la violencia o la indiferencia. El honrar a las ancestras y los ancestros, es una máxima para entender que pertenecemos a esa cadena que no tiene fin, para ver nuestra humanidad desde un papel que no busca protagonismo. Por eso, la primera candidata de la historia de Colombia que es una mujer negra y afrodescendiente cerró la  la oficialización de su candidatura con lo siguiente: “Díganle a Colombia que después de 200 años, la nieta de las mujeres que fueron quemadas vivas por parir la libertad y la dignidad para este país, coloca todos sus esfuerzos, todo su amor, todo su compromiso, para hacer de esta Colombia un mejor lugar. Para que nuestros hijos e hijas puedan vivir en dignidad. Soy porque somos y como pueblo no nos rendimos, ¡carajo!”

(*)Carolina Rodríguez Mayo

Viajera, profesora y escritora. Literata con opción en Filosofía. Especialista en Comunicación Multimedia. Ha publicado su trabajo en revistas de colombianas como Literariedad, Sombralarga y Sinestesia. Columnista de la revista Iberoamericana Afrofeminas. Fue elegida como parte de una antología de jóvenes poetas, Afloramientos, los puentes de regreso al pasado están rotos publicado por Fallidos Editores. Su poesía ha estado en lugares como la Universidad de Brown y en el podcast Gente que lee cuentos. Produce el podcast Manifesto Cimarrón donde conversa sobre negritudes, diversidad y resistencia.

Fuente: Volcánicas

tambièn en https://laciudaddelasdiosas.blogspot.com/2022/01/soy-porque-somos-la-filosofia-ubuntu.html

contacto@franciamarquezmina.com

Entrevista a Francia Márquez

“La lucha es afuera y la lucha es adentro” 

Por Volcánicas

noviembre 4, 2021

Ya lo ha dicho en otras ocasiones: llegar a la presidencia no es el fin último de Francia Márquez. Es un punto en el camino de lograr que Colombia sea un lugar que anteponga la vida y el cuidado por encima de todo lo demás. Un país que reconozca y proteja el “Útero Mayor”, como ella le llama, y que repare las deudas históricas que tiene con lxs jóvenes, lxs negrxs, las mujeres, lxs campesinxs, las diversidades, lxs oprimidxs.

Francia Márquez nació hace 39 años en Yolombó, vereda del municipio de Suárez al norte del departamento del Cauca, Colombia. Es activista por los derechos humanos, de las mujeres y por la defensa del medioambiente y en 2018 fue galardonada con el Premio Medioambiental Goldman, comúnmente llamado “el Nobel del medioambiente”. Fue reconocida alrededor del mundo como “la mujer que puso en jaque a la minería ilegal y a las represas en Colombia”.

Ahora, de cara a las elecciones presidenciales de 2022, es también precandidata por la coalición política Pacto Histórico a través del movimiento Soy porque somos. Es una mujer sencilla, capaz de reconocer lo que sabe y lo que no, sin pretensiones de sabiduría aunque ciertamente sus palabras son sabias, producen inspiración y ofrecen un escenario fértil para cultivar la esperanza.

Volcánicas: “Soy porque somos” es el nombre de tu movimiento político. ¿Cómo traducirlo a quien no conoce la filosofía Ubuntu? 

Francia Márquez: Yo creo que es una apuesta de vida, de humanidad. Y no es nuevo. Es una filosofía de los pueblos afrodescendientes. Significa Ubuntu, la filosofía africana que hace que nos pensemos en colectivo, que nos veamos como familia extensa, que entiende que nosotros no existimos si la naturaleza no existe, que somos parte de ella. Yo creo que esa filosofía de vernos como parte de un todo, de la naturaleza, es lo que ha permitido que, como pueblos, podamos haber resistido a tantas situaciones históricas de opresión y de injusticia. No ha sido un pensamiento colectivo, ha sido la solidaridad entre los pueblos y la hermandad. Ha sido vernos desde la familia extensa lo que le permitió a nuestros ancestros y ancestras resistir a la esclavitud y lo que nos ha permitido a los descendientes resistir a la colonización y al racismo, a la exclusión, a las violencias estatales, a la violencia armada, a todo ese sinnúmero de violencias estructurales que hemos vivido.

Y, como mamá, siento que “Soy porque somos” es el instinto, es el cuidado, es el amor maternal que se teje entre una mamá y un hijo a partir del cordón umbilical. Para mí eso significa sembrar el ombligo. Tejer y anclar el ombligo con el territorio. Para mí, “Soy porque somos”, es una apuesta de vida pensada en colectivo.

Volcánicas: Desde esa propuesta colectiva, de unión de los pueblos, ¿cuál es tu estrategia? ¿Cómo tienes pensado llegar a la presidencia en un país machista, racista y clasista como Colombia?

F.M: Nosotros no somos expertos en política representativa y, en términos de esas estrategias, lo que queremos hacer es construir una política desde lo que sabemos hacer que es el trabajo comunitario. Desde lo organizativo, desde las resistencias. Y hoy queremos colocar esas formas en la política. Creo que recorrer este país es importante en términos de dar voz a los lugares que han sido silenciados por esta política de muerte. Y es un desafío para una mujer negra. Es decir, voy a disputarme con todos los que siempre han estado ahí, con los hombres blancos privilegiados. La forma en que podemos hacerlo es con el voz a voz, es yendo casa a casa, es yendo comunidad por comunidad, es yendo a los barrios, es con la periferia, es construyendo desde la raíz.

Nosotros no tenemos el dinero que implica una campaña presidencial en este país, donde la corrupción es lo que se impone y donde se juega y se obtienen las ganancias políticas del hambre, de la miseria, de la violencia, del destierro, de las necesidades de la gente. Creo que no nos interesa hacer una política así y queremos que el pueblo entienda, que la gente entienda, que las mujeres entendamos, que el poder está en nuestras manos y que tenemos que asumir ese poder para hacer los cambios y las transformaciones que necesitamos. Es atrevernos a imaginar lo posible en un mundo de imposibilidades, en un mundo de negaciones.

Volcánicas: ¿Cómo han recibido los partidos tradicionales, que están atravesados por prácticas y conductas patriarcales, sean de derecha o de izquierda, la apuesta de poder de una mujer? ¿Cómo es esa lucha dentro de los espacios políticos para disputarse el poder con los hombres? 

F.M: La lucha es afuera y la lucha es adentro. Primero, tenemos que lograr que en esos espacios nuestra apuesta tenga legitimidad, porque hay muchos intereses y también ninguneo. Te ningunean, te desprecian e intentan decirte cuál es el lugar que tienes que ocupar. A mí sectores incluso progresistas me dijeron: “No, Francia no aspire a la presidencia, váyase al Senado”. Pero, ¿por qué? ¿Quién es usted para decirme cuál es el lugar que yo tengo que ocupar? Yo soy la que decido qué lugar vamos a ocupar y es la sociedad quien elige si ese es el lugar que debo ocupar o no. Eso no sólo es patriarcal, sino que es racista. Porque soy una mujer negra y siempre a nosotros nos han dicho cuál es el lugar que tenemos que ocupar en esta sociedad. Y ya no, llegó el momento de nosotros decidir cuál es el lugar que queremos ocupar como sociedad, como pueblos y como mujeres.

Las mujeres siempre estuvimos ahí para hacer de secretarias, para acompañar a los señores, a ponernos detrás de la mesa para acomodarle el saquito al candidato para que se viera bien presentadito. Pues no. Ya llegó el momento de ponernos a nosotras mismas en frente y decir “yo ya no le voy a estar sobando su chaqueta. Yo me pongo en frente, porque tengo las mismas capacidades que usted”. Y que gane el que gane. El país decidirá.

A nosotros como gente negra nunca nos han respetado en este país, ni de un lado ni del otro. Todo el mundo cree que nos puede usar. Y llegó el momento de dignificarnos como pueblos y de poner una política digna en este país. Eso es lo que estamos haciendo. Más allá de los resultados, la política tiene que ser digna para poder poner en el centro la vida. De resto, no pasa nada. Es discurso y es palabra y es engaños y mentiras. Y la gente ya está cansada de tanto engaño.

Escucho a muchos diciendo “hay que ir a las regiones, hay que ir a los territorios”, “hay que ir a la Colombia profunda”. Yo no tengo que decir “hay que ir a las regiones” porque yo soy de la región. Yo no tengo que “ir” porque yo soy de la Colombia profunda, aunque ese término a mí no me gusta porque es peyorativo, para no darle valor a las mayorías excluidas y oprimidas y que son esa gente que está allá. “La Colombia profunda” es como que los miro desde acá arriba y entonces ahora los voy a mirar porque estoy en campaña, pero después suerte. Eso no está bien. El poder está en el pueblo. Yo lo que estoy haciendo es que esa gente, a la que miran desde arriba, sienta que su poder está y que las posibilidades reales de transformar están si ellos se miran desde la raíz. Solo el pueblo salva al pueblo y es la misma gente que tiene que hacer su trabajo y que tiene que hacer su esfuerzo por parir una política digna aquí, porque ningún mestizo privilegiado va a venir a salvarnos.

Esta es una oportunidad para construirnos desde abajo, como mujeres y como pueblos diversos. Esta es la oportunidad para que la gente oprimida nos pongamos de pie, porque nos han mantenido de rodillas, y construyamos juntos nuestro propio camino. Y no lo digo porque soy precandidata. Si no lo fuera, también estaría diciendo lo mismo.

Volcánicas: ¿Consideras que la tuya es una política feminista? 

F.M.: No todas las mujeres se reconocen feministas y eso no invalida su acción. Son parte de la construcción y han sostenido este país. En mi comunidad, la mayoría de las mujeres no se reconocen como feministas. Yo apenas estoy empezando a entenderlo, pero tampoco me veo. Simplemente me veo como una mujer que lucha, que quiere un cambio por justicia, por igualdad, por dignidad, para todos, para todes, para todas. Pero también para el planeta, para la casa grande. Es poder abrir todas esas posibilidades de construir en la diferencia. Y que la diferencia sea lo rico, lo importante, lo que nos va a permitir un cambio real en este país y no como ha hecho el patriarcado y los hombres blancos privilegiados que nos han gobernado. A la diferencia la han liquidado.

Entonces tenemos esa estrategia de construir un programa en diversidad. Hay la necesidad de recoger las voces de otros pueblos. Tenemos que ponernos en condición de igualdad. Yo creo que la filosofía Ubuntu es eso. Es posible construir un gobierno diverso, un gobierno colectivo en este país. Es posible que logremos que los funcionarios entiendan que son los mandaderos del pueblo y no los jefes del pueblo.

Y no es fácil porque eso implica incentivar, motivar, deconstruir, porque la gente no está acostumbrada a esa otra forma de hacer la política. Llevamos 200 años con esa forma y es romper con muchos paradigmas de la forma como se hace la política. Es un desafío muy grande. Creemos que hay que llenar de contenido la democracia porque en este país se habla de una democracia que a mucha gente no le significa nada.

Ahí también hay un desafío para nosotros porque, también cuando uno pone su nombre, la gente lo lee como a los políticos tradicionales. Entonces, ¿cómo hacer que la gente vea que no somos lo mismo? Estamos construyendo desde otra orilla, desde otro espacio.

Volcánicas: ¿Cómo te encontraste con el feminismo?

F.M: Yo no sé si me he encontrado aún con el feminismo. Tal vez el feminismo me está encontrando. Yo parí a los 16 años y he vivido un sinnúmero de violencias y me tocó crecer con mi mamá, viéndola recibir maltratos de su compañero. Yo he vivido en carne propia las violencias. Y cuando las mujeres académicas creen que el feminismo solo es desde la academia, pues uno termina a veces asustado.

Yo le cogí miedo a hablar de feminismo. Cogí miedo de llegar a espacios de mujeres feministas porque yo no era feminista, yo era una mujer campesina del norte del Cauca que simplemente se vinculó a la lucha para ayudar junto a las mujeres a defender el territorio como un espacio de vida. Y, claro, eso lo reconocen como feminismo, pero yo entonces le decía a Ochy Curiel “yo no soy feminista”. Ahora estoy entendiendo más, y he ido poco a poco reconociendo eso. Es algo que se va tejiendo poco a poco y uno va aprendiendo.

Por eso digo que yo creo que el feminismo me ha ido descubriendo más que yo descubrirlo, porque he ido aprendiendo y reconociendo todas las visiones. Por ejemplo, el aborto para mi familia no es posible. Mi abuela tiene su historia y dice “¿cómo vamos a abortar? Hay que cuidar la vida”. Sí, y yo parí mis dos hijos y los crié con esa visión. Pero yo entiendo también todo lo que eso significa para las mujeres. Entonces, tengo esas visiones de la lucha de las mujeres en comunidad, pero también de las mujeres que luchan por dignificar la vida y por cuidar sus cuerpos. Y estoy de acuerdo con que si una mujer no quiere tener un hijo, ¿por qué la van a obligar? ¿Por qué imponerle la maternidad? He ido aprendiendo y espero seguir aprendiendo y que esto sea para mí una oportunidad para profundizar el debate en este país.

Volcánicas: Hablando sobre autonomía y el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas, ¿Cuál es tu postura frente a la eutanasia?

F.M: Yo sí creo que si una persona decide, toma su propia decisión, porque ya siente que su vida no tiene sentido, que su vida no vale y que está sufriendo demasiado, y desde su propia autonomía decide que no quiere vivir más, pues yo creo que eso debería estar permitido. Y respetar esa decisión de esa persona. Yo creo que deberíamos dar ese paso. Hay que poner los debates sobre la mesa y avanzar y quién más para decidir si quiere vivir o no que la misma persona.

Volcánicas: La crisis ambiental es inminente y los Estados tienen una gran responsabilidad con el medio ambiente. ¿Qué podría hacerse desde la política para hacernos responsables de esta crisis antes de que sea aún más tarde? 

F.M: Yo creo que hay que cambiar el modelo económico de desarrollo. Sin duda, eso no va a ser fácil. No por llegar a la Presidencia eso se va a cambiar de una, pero yo creo que si hay una conciencia sobre la necesidad de ir haciendo esas transformaciones, podemos por lo menos poner el debate en lo nacional y público. Yo colocaría en consulta de todo el país esas decisiones, así como la gente ha venido haciendo consultas populares sobre minería, fracking y extracción de petróleo. Respetar esa autonomía, por supuesto. Y como este Estado se volvió dependiente solo del petróleo, y de esas economías extractivistas, no va a ser fácil.

Para eso hay que tener una conciencia muy elevada y yo espero que la conciencia de esta sociedad se eleve en términos de reconocer todos y todas, que estamos en una sin salida como humanidad y que tenemos que hacer un tránsito por lo menos de esas energías extractivistas, para contribuir a frenar la destrucción del planeta. No hay marcha atrás y, si no asumimos a reducir a cero las emisiones de gases de efecto invernadero, si queremos que las próximas generaciones sigan existiendo, hoy tenemos una tarea y eso pasa por cambiar la cultura del consumo. Eso pasa por incluso nosotros mismos evaluarnos sobre muchos hábitos que hemos tenido, pues este modelo nos hizo ver la felicidad en las cosas materiales. Y eso nos ha llevado a la destrucción de la casa.

Para mí, la política de muerte hay que cambiarla y es por eso que estamos haciendo esto. Pero no es fácil y hay que ser realistas de que eso no va a hacer que mañana Francia llegue a la presidencia y ya va a cambiar el modelo. Pero sí tiene una voluntad política para reconocer que eso hay que cambiarlo, y vamos haciendo pasos.

Lo otro es la conciencia social. Esto no se cambia sin la gente. Cada uno tiene su responsabilidad y tenemos que asumirla. Por supuesto, como lo dice la ONU, son los gobiernos y los sectores económicos los responsables directos, pero nosotros también porque hemos aceptado esas acciones.

Volcánicas: ¿Cómo romper con el racismo, el machismo y el clasismo que representan muchas de las personas que tienen amplia visibilidad en los medios y que, desde sus vitrinas, validan las opresiones? ¿Cómo hacer que estas personas entiendan que existen estas opresiones y que, de hecho, ellos son parte del problema? 

F.M: Yo no soy responsable de buscarle la forma, a la gente que es racista en este país, para erradicar su racismo. Creo que bastante responsabilidad ya tenemos la gente que nos toca llevar sobre nuestros hombros el peso de vivir en una sociedad racista, excluyente y patriarcal. La responsabilidad de erradicar el racismo no es una responsabilidad de la gente racializada, es una responsabilidad que debemos asumir como sociedad y hay que cuestionarse permanentemente los privilegios. La responsabilidad de deconstruir el patriarcado y las violencias de género no son responsabilidad de las mujeres y de las diversidades sexuales. No. Es la responsabilidad humana, de toda la humanidad.

Por ejemplo, a mí no me incomoda, no me molesta, que me digan negra. Pero quien lo dice tiene que saber que decírmelo tiene una carga histórica de opresiones y de violencia sobre mi cuerpo. Sobre los cuerpos de mucha gente. Y que esas violencias históricas no solamente han imposibilitado nuestra dignidad humana, sino que a mucha gente como yo, como George Floyd, o como Anderson Arboleda, como muchos jóvenes en este país, les cuesta la vida. En los barrios populares a los jóvenes negros su color de piel les cuesta la vida, porque hay una visión de ver en los cuerpos racializados a un criminal. Dorothea Roberts dice que «la gente negra nace culpable», demostrando cómo el simple hecho de ser negro ya te implica un perfilamiento criminal. Por eso la fuerza pública en los barrios populares, a quien más golpea, a quien más maltrata, es a los jóvenes negros. Por supuesto, todos los jóvenes populares de barrios empobrecidos viven violencia, pero la sevicia con la que tratan a estos jóvenes negros, es terrible.

Yo siempre me pregunto, por qué, por ejemplo, en términos de racismo ambiental, ¿Cuáles son los territorios que están llenos de mercurio en este país hoy? Los territorios racializados, donde está la gente negra, gente indígena empobrecida, gente campesina, gente de sectores populares. La vida de esas personas no les importa.

Volcánicas: ¿Cuáles son los temas que más te interesan y te mueven en este momento?

F.M: Los puntos que nos interesan ahora son seis:

1) Parar la guerra en este país. Estamos poniendo muertos y ya es suficiente sangre derramada. Parar la guerra usando también ese sentido de amor maternal e instinto del cuidado. Los hombres han sostenido la guerra porque eso les da ganancias electorales y eso los mantiene en el poder. Nosotras no necesitamos la guerra para estar en el poder. Nosotras, como mujeres, podemos parar la guerra para poner en el centro la vida.

2) Resolver el tema de las drogas. Nosotros abiertamente estamos diciendo que hay que avanzar en la legalización de las drogas, teniendo en cuenta varias perspectivas: una, justicia de género. Las mujeres hemos vivido las consecuencias, tanto el narcotráfico como la política antidrogas, y hay que parar las drogas para resolver esas violencias patriarcales. Dos, desde una perspectiva racial. El perfilamiento racial, con el que se impulsó la política antidrogas, fue infundado a partir de los cuerpos racializados en Estados Unidos y eso se ha irradiado en el mundo. Hoy una reparación histórica para el pueblo afrodescendiente, indígena, para los campesinos en este país, que implica parar la guerra y parar la guerra implica resolver el problema de las drogas. Y tres, de justicia económica. Pensar en cómo esas mismas plantas que se usaban en términos ilícitos se usan en términos medicinales, en términos comestibles y generan ingresos para estas mismas comunidades. Ahora lo están haciendo con el cannabis. Han empezado a hacer regularización del cannabis, pero el negocio no está llegando a la economía de la gente negra, a los pueblos indígenas, a las mujeres, a las víctimas. Necesitamos que esa economía se ponga al servicio de reparar a las comunidades que han sufrido los efectos de esa política.

3) El medio ambiente. Ayudar y contribuir a frenar la crisis ambiental es una necesidad y eso pasa por la transformación del modelo extractivista hacia un modelo más sustentable, donde la vida se ponga en el centro. Creo que hay la necesidad de pensar economías distributivas, economías feministas, economías populares diversas. Que la gente las hace y las han desarrollado, pero el Estado no ha puesto las garantías que le pone a los sectores empresariales, financieros e industriales poderosos. Hay que poner esas garantías del Estado al resto, para que otras iniciativas tengan cabida y ayuden a cuidar la Casa Grande.

4) La reparación histórica. Para nosotros hay que reparar los efectos de la esclavitud, el racismo y el colonialismo que hoy todavía llevamos a cuestas muchas personas en este país. Y eso pasa por justicia distributiva. El Estado tiene que invertir socialmente en esos territorios donde toda la vida usó la exclusión y usó las opresiones.

5) El feminismo y las diversidades. Creemos que hay que hacer una política antipatriarcal, feminista y diversa. Aquí siempre se ha hablado del tema de la tierra, pero de forma muy patriarcal. “¡La reforma agraria!”, eso lo hablan mucho los hombres. Yo creo que nosotras, las mujeres, tenemos que colocar el discurso en una distribución equitativa de la tierra. Una reforma agraria feminista y ecológica que cuide y que garantice que las mujeres, como cuidadoras de la vida, podamos tener territorios para que la vida sea posible. Yo soy una mujer rural, entonces pienso mucho en las situaciones de las mujeres en el campo, porque ellas son las que están más llevadas también.

6) El tema carcelario. Yo lo he aprendido mucho con Angela Davis, y es que el sistema carcelario aquí, y en muchos lugares del mundo, es la continuidad de la esclavitud. Por eso esas personas que llegan ahí, pues tampoco sus vidas importan, porque ¿quién es la gente que encarcelan mayoritariamente? La más empobrecida. Los ricos no van a la cárcel, son presos en casa por cárcel y ya. Es la gente empobrecida, son los negros o los indígenas, son los campesinos, son las mujeres empobrecidas quienes van a las cárceles. Y ahí no socializan a nadie y el Estado no está jugando su papel. Entonces yo creo que hay que buscar otras formas de prevenir más que de castigar.

Esas son las líneas programáticas en las que hemos trabajado. Y son temas que seguramente no nos alcanzará la vida para hacer que sean posibles. Pero creo que son parte de los temas estructurales que colocaríamos, además de la educación. Pero como dicen, la educación gratuita no es suficiente. ¿Cuántos jóvenes de la zona rural, e incluso de ésta ciudad, de barrios populares, pueden acceder a esa educación gratuita? Yo vi a jóvenes de primera línea que no han terminado ni el bachillerato ni la primaria y pensar en estudio a ellos les significa pensar en cómo van a comer, antes que en cómo se van a educar. Necesitamos también mirar cómo el conocimiento se pone al servicio de la vida y eso implica la transformación del sistema de educación que tenemos, que ha estado al servicio del modelo neoliberal capitalista, salvaje y depredador.

Volcánicas: Quizás con todo este panorama es difícil ser optimista. ¿Cómo mantener la esperanza? 

F.M: Yo no sé si yo sea la persona que vaya a convencer a la gente de creer en un país donde la muerte atraviesa nuestras vidas todos los días. Donde el hambre golpea a la juventud, donde se violan las mujeres, donde se permite que haya casas de pique, donde un niño va y hurta algo y después los encuentran asesinado como pasó en Tibú hace varios días.

Yo no sé si hay posibilidades de que yo tenga palabras para decirle a la gente: crea. La gente tiene derecho a no creer y eso es respetable. Tiene derecho a no creer en una sociedad donde todo lo expropian, en donde nos quitan las posibilidades de soñar sin devolverle la esperanza a ese país. A mí misma me ha costado. Yo salí huyendo de mi casa con mis hijos, ¿y cómo decirles a mis hijos que crean en esto que estoy haciendo cuando a ellos les quitaron sus posibilidades de estar tranquilos? Porque este es un país inseguro, este es un país que no le ofrece nada a la juventud.

Sin embargo, aquí estamos diciendo que, a pesar de todo eso, nos construimos en medio del dolor. Nos construimos en medio de la desesperanza para intentar sembrar esperanza. Estamos vivos y mientras estemos vivos hay posibilidades de cambiar muchas cosas y eso está en nuestras manos, cada uno, cada una.

En las elecciones pasadas tomamos decisiones erradas y dolorosas que han costado vidas. Nos costó ochenta y cuatro jóvenes asesinados y muchos desaparecidos y encarcelados y ha costado desplazamiento forzado de comunidades que creían que iban a vivir en paz, porque ya habíamos silenciado los fusiles. Ha costado que mucha gente haya tenido que irse de este país. Ha costado que hoy se haya profundizado el hambre. ¿Qué nos queda? Pararnos en medio de las cenizas, del rescoldo que hay ahí y caminar. No tenemos de otra. Nos toca a cada uno, cada una, que hace parte de esta sociedad, sobre todo a las mayorías violentadas y excluidas. Pararnos y caminar juntos, cogidos de la mano.

fuente: https://volcanicas.com/la-lucha-es-afuera-y-la-lucha-es-adentro-entrevista-a-francia-marquez/

 

enlace relacionado: Francia Márquez: «Somos parte de la naturaleza, no sus dueños»

https://www.elperiodico.com/es/cuaderno/20181020/francia-marquez-somos-parte-naturaleza-no-sus-duenos-7094129

 

 

 

 

Europa -Manifestación contra las medidas sanitarias anti-Covid

En momentos en que la pandemia se desarrolla en Europa una importante manifestación de verios paises se realiza en Bruselas pidiendo el fin

de las medidas sanitarias. Pero sin ninguna información sobre que medidas a tomar. Violencia al final de la manifestación promovida principalmente

por grupos de extrema-derecha.  No conseguimos videos en español, pero las imágenes hablan.

CORONAVIRUS – Varios miles de personas, algunas de las cuales procedían de otros países europeos, marcharon este domingo 23 de enero en Bruselas para protestar contra los pases sanitarios y las restricciones vinculadas a la pandemia de la Covid-19. Durante una manifestación organizada por varios colectivos anti-pase de varios países europeos.

Al margen de la marcha, cuyo recorrido atravesaba la capital belga, estallaron enfrentamientos con la policía. Frente a la sede del Servicio Europeo de Acción Exterior (EEAS) primero, luego a la llegada de la procesión, Parc du Cinquantenaire. La policía de Bruselas utilizó cañones de agua, gases lacrimógenos y un vehículo blindado. A veces a pocos metros del Parlamento Europeo.

Agentes de policía llevados a la tarea

En varias ocasiones, los policías solitarios se vieron en aprietos y tuvieron que retroceder ante la presión de los manifestantes. Como lo demuestran las imágenes tomadas por periodistas franceses independientes presentes en el lugar. Suficiente para despertar la ira de ciertos sindicatos policiales franceses que expresaron su indignación en Twitter. Se ha quemado al menos una bandera europea.

Banderas holandesas, polacas o incluso rumanas

Las manifestaciones contra el certificado de salud, requerido para acceder a restaurantes y eventos culturales en particular, se llevan a cabo regularmente desde hace varias semanas en la capital belga. Algunas de las manifestaciones anteriores ya habían estado marcadas por enfrentamientos con la policía.

Pero el desfile de este domingo estuvo más lleno que los anteriores, reuniendo antipases de varios países europeos. Entre los organizadores se encuentran movimientos como World Wide Demonstration for Freedom y Europeans United for Freedom,

“Lo que ha sucedido desde 2020 ha hecho que la gente se despierte”, dijo Francesca Fanara, de Lille, en el norte de Francia. Criticando “una dictadura sanitaria”, Adolfo Barbosa, llegado de Portugal, declaró que “le da calor al corazón ver a esta gente aquí”. En la procesión se veían banderas holandesas, polacas o rumanas. Así como chalecos amarillos.

Según la policía, hubo 5.000 participantes, informa RTBF. Los organizadores han adelantado una cifra de 20.000 a 25.000 personas. Según los periodistas en el lugar, había unas 10.000 personas.

Un levantamiento gradual de las medidas restrictivas

La protesta se produce cuando algunos gobiernos avanzan hacia la reducción de las restricciones de salud, a pesar de la persistencia de la variante Omicron de Covid-19. Omicron ahora es dominante en la Unión Europea y el Área Económica Europea, anunció el viernes la agencia europea de salud.

Bélgica experimentó un salto en los casos diarios de más de 60.000 la semana pasada, las autoridades evocando un “tsunami”. Pero los efectos menos nocivos de la variante Omicron y una alta tasa de vacunación han permitido que el sistema de salud esté menos presionado que en oleadas anteriores. En este contexto, el Primer Ministro anunció el viernes 21 de enero que los restaurantes y bares podrían ampliar sus horarios de apertura: las discotecas permanecerán cerradas.

En Francia, el gobierno anunció la noche del jueves 29 de enero el levantamiento, durante febrero, de la mayoría de las restricciones tomadas para frenar la epidemia: fin del uso de mascarilla al aire libre y teletrabajo obligatorio, reapertura de discotecas y regreso de los conciertos de pie. El pase vacunal hace su llegada desde este lunes.
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Africa- Bombardeados campamentos con niños en Etiopía, denuncia Unicef

Fuentes: IPS [Imagen:
Un niño es examinado en un centro de salud de Tigray. La asistencia humanitaria en esa región de Etiopía se ve interrumpida por los cruentos combates y bombardeos sobre campamentos de refugiados y desplazados. Foto: Mulugeta Ayene/Unicef]

NACIONES UNIDAS – Campamentos de desplazados internos y refugiados por el conflicto armado en la región de Tigray, norte de Etiopía, fueron bombardeados y decenas de civiles murieron, entre ellos niños, denunció este lunes 10 el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

Unicef “está indignado por los recientes ataques aéreos contra campamentos para desplazados internos y refugiados en Tigray. Según los informes, los ataques del 5 y 7 de enero han dejado decenas de civiles muertos, incluidos niños, y muchos más heridos”, declaró su directora ejecutiva, Henrietta Fore.

“Esos campamentos y asentamientos, incluidas las escuelas, que acogen a niños y familias desplazadas y les brindan servicios humanitarios, son bienes de carácter civil. No respetarlos y protegerlos de los ataques puede constituir una violación del derecho internacional humanitario”, dijo Fore.

El viernes 7 el bombardeo de una escuela que acogía a refugiados en la población de Dedebit, cerca de la frontera con Eirtrea, mató a 56 personas y dejó al menos 30 heridas, según reportes concordantes.

La región de Tigray, norte etíope fronterizo con Eritrea y Sudán, es escenario de un recio enfrentamiento armado entre las fuerzas del gobierno central y las regionales del Frente Popular de Liberación de Tigray (FPLT), con dominio alterno del terreno desde que se desató la cruenta lucha en noviembre de 2020.

Incluso fuerzas de Eritrea han incursionado y combatido contra los rebeldes y en apoyo del gobierno etíope, y el FPLT, una vez que se hizo con el control de importantes ciudades en su región, incursionó en las vecinas de Amhara y Afar.

La alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, ha señalado que todas las parte han cometido excesos en los combates y contra la población civil, y ha insistido en el cese de la confrontación armada y la búsqueda de acuerdos para zanjar el conflicto.

“Todas las partes del conflicto han perpetrado actos brutales de violencia, incluidas graves violaciones contra los niños, en todo el norte de Etiopía”, reiteró Fore.

El Consejo de Derechos Humanos de la ONU, basado en Ginebra, Suiza, estableció en diciembre una comisión internacional de expertos que investigará las denuncias de abusos que se están cometiendo en Etiopía.

Por su parte, el director general de la Organización Mundial de la Salud, el etíope Tedros Adhanom Ghebreyesus, dijo en un mensaje en Twitter que “ahora más que nunca, la paz y el acceso para llevar ayuda humanitaria deben reemplazar rápidamente a la violencia, la muerte y el miedo” en la región de Tigray.

Hasta el pasado 6 de enero, “ningún camión con asistencia ha podido ingresar a Tigray desde el 15 de diciembre”, indicó el portavoz de la ONU, Stephane Dujarric.

Para atender las necesidades humanitarias de centenares de miles de personas en la región “precisamos alrededor de 100 camiones por día” y desde el 12 de julio de 2021 habían ingresado solo 1338, menos de 12 % de los necesarios, dijo Dujarric.

El domingo 9, la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) informó que algunas agencias de ayuda estaban suspendiendo las operaciones en el área donde un ataque aéreo mortal golpeó un campamento para personas desplazadas.

“Los socios humanitarios suspendieron las actividades en el área debido a las continuas amenazas de ataques con drones”, explicó OCHA.

Aunque las agencias humanitarias mantienen el compromiso de asistir a más de dos millones de personas en la región de Tigray, y también en Afar y Amhara, están reorganizando la distribución de la ayuda y reubicando a su personal, en vista de la reciedumbre de los combates y bombardeos.

A-E/HM

Fuente: https://ipsnoticias.net/2022/01/bombardeados-campamentos-con-ninos-en-etiopia-denuncia-unicef/

https://rebelion.org/

 

 

 

 

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